La última posición no describe con justeza lo hecho en la Copa, donde terminó equivocándose
Edición Impresa | 30 de Junio de 2023 | 04:14

Por MARTIN MENDINUETA
Sería un error mezclar todo en la misma bolsa de análisis. Primero: Gimnasia terminó eliminado en la primera fase de la Copa Sudamericana, donde fue el último de su grupo, y, sin embargo, jugó como para finalizar con varios puntos más de los que en definitiva sumó.
Segundo: De local, ante Universitario y ante Goiás, y de visitante frente a los brasileños, fue claramente perjudicado por esa extraña construcción arbitral que componen los jueces que trabajan en el campo y los que están en la sala VAR.
Tercero: El último miércoles, en Lima, no fue perjudicado por el arbitraje del uruguayo Esteban Ostojich, ya que fueron correctas las anulaciones de los dos goles de Cristian Tarragona, como así también las decisiones de expulsar a Ignacio Miramón y a Franco Torres.
Cuarto: En lo estrictamente futbolístico fue valiente desde la firme actitud para salir a buscar el triunfo con apreciable convicción; y jugó muy bien hasta que Universitario anotó el gol. Luego sintió el impacto y no fue el mismo. Perdió manejo, precisión y cayó fácil en la telaraña de sus propios nervios.
El tramo inicial del encuentro dejó una gratísima imagen de lo hecho por el binomio conformado por Benjamín Domínguez (se perfilaba como la gran figura mens sana, aunque luego decayó notoriamente) y Tarragona (sería fantástico que el club pudiera retenerlo).
En sentido opuesto, sigue siendo sorprendente la continuidad de Franco Soldano entre los titulares. Desentona claramente y su aporte resulta insignificante para un equipo que necesita incrementar su producción goleadora.
En cambio, hay otros que siguen mejorando partido a partido, y en esa descripción encaja perfectamente el caso de Tomás Durso. El arquero crece sin pausa, ha ganado confianza y, pese a que le cuesta salir a cortar envíos aéreos, debajo de los tres palos viene respondiendo con altísima eficacia.
La titularidad de Soldano es un tema que sigue causando sorpresa. Su nivel es bajo y debiera salir
Leonardo Morales es, desde los tiempos de Gorosito entrenador, el tutor y máximo referente de la última línea. Se ha convertido en uno de los mejores zagueros del fútbol local y, por eso, el gobierno del club debe hacer un esfuerzo para que siga siendo tripero.
Hoy no están en su mejor momento Ignacio Miramón y Alan Lescano, aunque de ningún modo debe ponerse en duda su importancia dentro de la formación base. Ya son pilares de mucho valor y, naturalmente, seguirán aprendiendo.
Quinto: La batalla campal donde quedaron involucrados varios integrantes del plantel (titulares, suplentes y hasta integrantes del cuerpo técnico) fue un error que no debiera justificarse con liviandad.
Esta vez no hubo fallos arbitrales injustos que pudieran hacerlo perder los estribos de semejante forma. La catarata de sanciones no será leve y tendrá que trabajar en el autocontrol ante situaciones adversas.
TERMINÓ EL PRIMER SEMESTRE CON UN BALANCE CLARAMENTE POSITIVO
Gimnasia ya pasó, con éxito, la mitad inicial de un almanaque competitivo muy bravo. Cuando lo empezó, los pronósticos no eran dulces y la preocupación había ganado terreno.
Hoy está mucho más sereno porque supo cosechar un colchón de puntos que le permite esperar el futuro con la autoestima sana.
Las fechas que restan del presente torneo y la Copa de la Liga Profesional, que empezará tras el receso, se presentan para este Lobo mucho más asentado en su identidad, como un desafío motivador.
Lejos de estar desesperado, nervioso y cargado de estrés, llegará al mercado de pases invernal teniendo claro que nada le evitará tomar decisiones fuertes (salidas y llegadas) para conformar un plantel de potencial superior.
Si lo consigue, estará bien perfilado para redondear con sabor dulce un año imposible de olvidar.
El 2023 referirá, sí o sí, a un Gimnasia distinto a todo.
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