Encierro, ocio y ansiedad, un combo que potenció falencias

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Por RICARDO LÓPEZ SANTI (*)

La pandemia por COVID 19 que azotó al mundo en los años 2020 y 2021 dejó más secuelas que aquellas sufridas por quienes tuvieron infecciones graves. Aún quienes no contrajeron la enfermedad en aquellos años sufrieron profundas transformaciones en su estilo de vida.

El estudio CorCOVID Latam, llevado adelante por la Sociedad Interamericana de Cardiología en trece países del continente sobre más de 4.200 pacientes con patologías frecuentes como hipertensión arterial, diabetes o enfermedad cardiovascular, mostró cifras preocupantes de sedentarismo previas a la pandemia, pero en la etapa creciente de infecciones ese factor se hizo muy notorio, ya que el 60% de quienes decían hacer habitualmente actividad física reportaron una franca disminución del tiempo dedicado al cuidado del cuerpo. De igual manera, se pudieron apreciar porcentajes muy bajos de consumo de frutas y verduras. En un análisis superficial podría pensarse que el confinamiento, las horas de ocio y la ansiedad resultaron el combo determinante de esta situación. La realidad es que los investigadores reportaron que un 37% de los pacientes tenían criterios de depresión mayor, una afectación psíquica que ha acompañado a muchos individuos en la post pandemia. Es moneda corriente en el consultorio que los pacientes refieran que en la post pandemia les ha resultado muy difícil recuperar los hábitos saludables.

Los datos pre pandemia que brindó la 4ª Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, en Argentina, ya eran preocupantes, dado que el 64% de la población mostraba sedentarismo, el 61,6% revelaba sobrepeso u obesidad, y apenas el 6% consumía frutas y verduras en cantidades adecuadas. En este contexto, es esperable que la próxima encuesta muestre los efectos negativos de la post pandemia.

 

(*) Secretario de la Sociedad  Interamericana de Cardiología

 

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