El servicio de agua de la Región resentido por pérdidas en las redes
Edición Impresa | 3 de Julio de 2023 | 02:17

En los últimos días vecinos del pleno centro de la Ciudad reclamaron por una gran pérdida de agua que afecta a la cuadra de 5 entre 46 y 47. Tal como señalaron se trata de un lugar sumamente transitado y según subrayaron “hace más de dos meses que se formó esta suerte de laguna”, para mostrar su enojo por la demora existente en resolver el problema.
Cabría recordar que hace pocas semanas se verificó otra pérdida similar y también en la zona céntrica, la esquina del edificio del Correo Central en 4 y 51. La magnitud de la pérdida hizo que el agua corriera por el cordón de 4 hasta hasta la 50 e inundar también a ese lugar, de modo que los autos que por allí transitaban estuvieron varios días levantando verdaderas olas que salpicaban, de acuerdo a testimonios de peatones.
En realidad los distintos barrios de la Ciudad y también de la periferia se ven afectados por este problema que deja a la vista la obsolescencia de las redes de distribución de Absa, posibles causantes del mal suministro que llega a los domicilios de los usuarios.
La situación también presenta graves deficiencias en el servicio que se ofrece a pobladores de Tolosa, Ringuelet, Gonnet City Bell, algunos de ellos sin agua o con escasa presión desde hace mucho tiempo. En el caso de City Bell existe otra suerte de pequeña gran laguna en el camino Belgrano a metros de la 467. La gente del lugar no puede caminar por las banquinas ya que el agua cubre ese sector y el intenso tránsito de vehículos vuelve más peligroso el sector, en una situación agravada por la falta de veredas.
Se ha dicho en forma reiterada que el bajo suministro –que pareciera ser propio de ciudades instaladas en zonas áridas de la Patagonia o del Noroeste argentino, privadas por completo de fuentes cercanas de agua para aprovisionarse- ocurren sin embargo en la zona de La Plata, ubicada a poca distancia del estuario del Río de la Plata, una de las reservas de agua dulce más ricas del planeta.
Existen indudablemente deficiencias en la estructura de todo el sistema, a partir de la planta potabilizadora de Punta Lara y a lo largo de toda la red, incluyendo también a muchos de los pozos extractores que adolecen de fallas en sus bombas.
Pero debe insistirse en la realidad que presentan las redes de suministro domiciliario, que sufren habituales roturas y pérdidas a partir de la obsolescencia del material con que fueron construidas, algunas de ellas –todavía- de la época de la fundación.
Está claro, entonces, que la crisis que padece la población obedece a la inexplicable desidia de las sucesivas administraciones, que no ampliaron ni modernizaron las redes de captación y, fundamentalmente, las de distribución del agua domiciliaria en nuestra región.
También es evidente que la situación debe ser revertida, pues se habla de un servicio que atiende las necesidades más básicas de la sociedad. No hay lugar para más excusas ni para pretender solucionar con parches un problema que demanda cambios estructurales.
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