El efecto Santa Fe y las razones de por qué las encuestas pueden fallar

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“El lunes se dedicará una buena parte del tiempo a analizar por qué nuevamente nos hemos equivocado”. A tres días de las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO), el director de la encuestadora Opina Argentina, Facundo Nejamkis, advirtió que probablemente los estudios de opinión vuelvan a equivocarse en sus proyecciones. Allí está nomás el ejemplo de Santa Fe, donde ningún consultor pudo anticipar la ventaja de 20 puntos para Maximiliano Pullaro en la interna opositora con Carolina Losada.

¿Puede repetirse una pifia semejante en las PASO? Puede suceder, responde Nejamkis y argumenta con diez razones.

En primer lugar, menciona la incidencia de la metodología de recolección de datos y los sesgos que puede haber si la encuesta se realiza en forma presencial, telefónica u online.

En segundo lugar, el ausentismo, porque si bien en distintas mediciones un 95% de la gente dice que va a votar, en la práctica la participación oscila entre el 70 y el 80%. Cuando no menos, como se vio en los comicios provinciales, donde se registraron picos de abstención desde el regreso de la democracia. La incógnita es a quién puede beneficiar o perjudicar esta tendencia.

Najemkis suma otros motivos que pueden complicar el carácter predictivo de los estudios de opinión: una ciudadanía con cada vez menos identificación partidaria; el desinterés por la política que lleva al votante a eludir responder las encuestas; la volatilidad del voto y la definición a último momento.

“Estudios afirman que hay quienes definen en el mismo cuarto oscuro. Es muy difícil exigirle a las encuestas que develen lo que ni siquiera los ciudadanos tienen resuelto hacer el día de la elección”, subraya el director de Opina Argentina.

Además, dice, es muy complejo proyectar el comportamiento del votante cuando las elecciones son concurrentes entre categorías locales y nacionales. Por caso en la provincia de Buenos Aires, donde se vota a intendentes y a gobernador junto con Presidente, una incógnita a despejar es qué tramo de la boleta será más influyente a la hora de votar. “Medir las categorías por separado nos puede arrojar resultados que, en la mayoría de los casos, suelen ser engañosos. Más del 40% suele afirmar que cortará la boleta y luego esa tasa no suele superar el 5%”, explica Najemkis.

Agrega que tampoco se puede predecir si existe un voto estratégico. Es decir, si los ciudadanos pueden votar en las PASO opciones que no repiten en las generales, sólo para debilitar o fortalecer a algún candidato.

Otra duda es el fenómeno Milei, que por primera vez se presenta a una elección presidencial. Nadie se anima a arriesgar si los jóvenes que afirman que lo votarán finalmente lo acompañarán en las urnas el próximo domingo.

El piso del peronismo es otro factor a tener en cuenta. Porque, a excepción del año 2003 (cuando fue dividido), nunca sacó menos del 35%. Su fortaleza es indiscutida en el norte del país y en el Conurbano, pero viene de sufrir una catástrofe en Santa Fe, además del resultado esquivo en las PASO de Chaco y de perder su hegemonía en provincias como San Juan y San Luis.

Por último, Najemkis pide tener en cuenta el margen de error de toda encuesta e insiste en que es probable que el resultado en las elecciones difiera de lo proyectado. Así y todo, defiende, “siguen siendo la mejor herramienta de investigación social para estimar las preocupaciones, demandas y actitudes de la opinión pública”.

 

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