Cinco años sin Aretha: un legado invencible que ahora se disputa en los juzgados
Edición Impresa | 17 de Agosto de 2023 | 02:20

Han pasado cinco años desde que en agosto falleció Aretha Franklin, apodada la Reina del Soul y coronada como la mejor cantante de la historia por la revista Rolling Stone, un testamento musical indiscutible que sin embargo en su vertiente económica ha sido un campo de batalla entre sus hijos.
Aretha forjó su genio -y sus ideas que la hicieron capitana de la lucha por los derechos civiles de los afroamericanos- cuando comenzó cantando gospel -como su madre- en el templo en el que predicaba su padre, amigo y difusor desde el púlpito del pensamiento de Martin Luther King.
Creció rodeada de genios de la música religiosa y con apenas 14 años -también tocando el piano- grabó su primer disco, “The Gospel Soul of Aretha”, aunque pronto abandonó este circuito para instalarse a los 18 en Nueva York, donde acabó revolucionando el soul y el jazz. La “Reina indiscutible”, además, reuniría a lo largo de su carrera diferentes tradiciones musicales, desde el gospel hasta el funk, el rock y el blues.
Su carrera no fue fácil, con algunos momentos donde parecía que su notoriedad se diluía, pero su vida privada tuvo muchos más altibajos, empezando por la muerte de su madre cuando tenía 10 años o por sus embarazos a los 12 y 14, de los que nacieron Clarence y Edward por imposición de su padre predicador.
Mientras sus dos hijos eran criados por su abuela, se casó en 1961, a los 19 años, con su manager, Ted White, que la maltrataba. Con él tuvo a su tercer hijo, Teddy Jr. En 1970 tuvo a su cuarto hijo, Kecalf, con Ken Cunningham. Tres de ellos (excepto el mayor, que sufre una enfermedad mental) han acabado en los tribunales por la millonaria herencia de la cantante.
Cuando falleció a causa de un cáncer de páncreas a los 76 años, se creía que no había dejado testamento, pero meses más tarde fueron encontrados documentos escritos a mano en su casa en Detroit. Uno de ellos, oculto bajo los cojines de un sofá, estaba fechado en 2014 y el otro, dentro de un armario, había sido redactado en 2010. La justicia determinó hace un mes que el más reciente es el válido.
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