Autismo en adultos: cada vez se detectan más casos

El diagnóstico de trastornos del espectro autista en la adultez ha venido aumentando en los últimos años por su mayor visibilización, aseguran especialistas en salud mental

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El caso de la conductora Maju Lozano, quien el viernes pasado compartió por televisión el hecho de haber sido diagnosticada con autismo a sus 51 años de edad, no es un rara excepción. La detección de trastornos del espectro autista (TEA) en personas adultas aumentó en los últimos años a raíz de su visibilización, especialmente entre las mujeres, quienes manifiestan esta condición “de manera diferente, enmascarando sus dificultades”, reconocen especialistas en salud mental.

“Soy autista. Para mí es volver a nacer, es reconstruir 51 años de dudas, de buscar explicaciones donde no las había”, dijo la actriz y periodista, quien compartió su diagnóstico en su último día como conductora del programa ‘Todas las tardes’ emitido por Canal 9.

“Cada vez más son los adultos que reciben su diagnóstico formal o que se autoidentifican con esta condición”, reconoce el psicólogo Matías Cadaveira.

Los TEA son un grupo de afecciones diversas que se caracterizan por algún grado de dificultad en la interacción social, la comunicación o también por patrones atípicos de actividad y comportamiento.

“Si bien su prevalencia viene aumentando en el mundo entero -una de cada 36 personas presenta esta condición según investigaciones del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC)-, por lo general estas cifras corresponden a niños varones en edad escolar”, comenta el especialistas en salud mental.

A raíz de ello “históricamente se ha pensado y hasta comprobado en múltiples investigaciones que (el autismo) era más diagnosticado en hombres que en mujeres, lo que fue generando determinado sesgo de género en las investigaciones, herramientas diagnósticas y tratamientos en sí”, explica Cavadeira.

“Pero hoy son muchas las mujeres que están siendo diagnosticadas con rasgos autistas o con TEA”, agrega al señalar que este espectro presenta un sinfín de manifestaciones distintas de acuerdo con la persona que posee esta neurodivergencia.

De ahí que a lo largo de décadas muchas mujeres con TEA fueron diagnosticadas con otros cuadros como bipolaridad, trastorno de la personalidad, depresión, ansiedad, o bien subdiagnosticadas, “tratándolas de nerviosas, ansiosas, neuróticas o histéricas”, detalla Cadaveira, para quien la visibilización de estos trastornos generó un aumento de las consultas sobre todo en mujeres adultas.

“El autismo en mujeres y en personas no binarias se manifiesta distinto que en hombres porque corresponden a ‘la parte del espectro’ que tienen menos necesidades de apoyo, compensaron sus desafíos con habilidades, enmascararon sus dificultades o transitaron sus vidas con mucha ansiedad, sin sentirse entendidas, con diagnósticos o tratamientos muchas veces errados en su enfoque o con ideaciones suicidas”, describe.

También la psiquiatra Natalia Barros aseguró que la población de mujeres y personas no binarias presentan mayores desafíos en el diagnóstico debido a las variaciones en sus manifestaciones.

 

Hace poco que sabemos que problemas en la regulación emocional, la hiper o hiposensibilidad y los comportamientos sociales poco adecuados, aun personas sin problemas para sociabilizar, pueden ser indicadores de autismo”

Natalia Barros,
Psiquiatra

 

“Hace relativamente poco que sabemos que problemas en la regulación emocional, la hiper o hiposensibilidad, los comportamientos sociales poco adecuados, aún en jóvenes o infantes, que no parecen presentar problemas para sociabilizar, pueden ser indicadores de un desafío en el neurodesarrollo como el autismo”, asegura.

Lo mismo relata Marisa Miranda, psicóloga y terapista ocupacional, quien desde hace años trabaja con personas con autismo, al mencionar que “hay un aumento considerable de diagnósticos”, con aspectos sensoriales característicos.

 

Trabajo con autismo desde 2006, en ese entonces la mayoría eran niños varones, no veías niñas. Estas niñas ocultas son las mujeres de hoy, y sus diagnósticos tardíos se deben entre otras causas a su mayor visibilización”

Marisa Miranda,
Psicóloga

 

Las personas con TEA presentan determinadas cualidades en el modo que interpretan la información sensorial, lo que puede implicar dificultades que limitan la interacción social y generan cuadros con un alto nivel de ansiedad.

“Trabajo con personas con autismo desde 2006, en ese entonces la mayoría eran niños varones, no veías niñas en la clínica con TEA. Estas niñas ocultas son las mujeres de hoy, y estos diagnósticos tardíos en la población femenina se deben a múltiples factores, uno de ellos es la visibilización, que les abre la pregunta” cuenta la psicóloga.

A su entender, la tendencia a la invisibilización del autismo en la mujer, y sobre todo en adultas, se debe a cuestiones sociales de género.

“De la mujer se ha esperado históricamente una posición, un modo de ser, un accionar, una gestión emocional. Mientras cumplieran con la función que el sistema les adjudicó, no había ‘falla’ si no hay falla no hay diagnostico”, dice Miranda.

Romina Zejdlik (43), quien fue diagnosticada con autismo en su adultez en 2020, asegura que la palabra que resuena entre las mujeres que arriban al diagnóstico de adultos es “alivio”.

“Casi nadie imagina que una mujer que habla y se desenvuelve aparentemente bien socialmente puede ser autista”, comenta Romina, quien sufrió “de mucha ansiedad” a lo largo de su vida al desconocer el origen de muchos de sus rasgos.

Sobre el diagnóstico en las mujeres adultas, agregó que “se creía que había 1 mujer cada 4 varones con TEA. Hoy no se sabe a ciencia cierta si la proporción es 3/4, 2/4 o 1/1. Justamente, por ese estigma que imperó durante años de asociar el autismo solo a varones”, afirmó.

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