Crimen en Olavarría: madre e hijo sufrieron destrucción de masa encefálica

Este martes en Olavarría, un macabro hallazgo conmocionó a la localidad bonaerense. Madre e hijo fueron encontrados asesinados en el freezer de la casa y la pareja de ella -padrastro del menor- ahorcado. 

Según trascendió, el hombre identificado como Marcelo Ene mató a su pareja y el hijo de ésta para luego suicidarse. Dejó una carta donde confesó el crimen y aseguró que estaba “cansado”.

María Aguer tenía 53 años y Thiago Contreras 13. La necropsia determinó que Ene sufrió “Asfixia mecánica, compatible con un suicidio por ahorcamiento”.

La investigación confirmó que madre e hijo tenían la mayoría de las lesiones del lado izquierdo de la cabeza. En tanto, no tenían signos de defensa pero sí signos de putrefacción.

Estos detalles arrojan que el agresor era diestro y que sus cuerpos estuvieron en el freezer entre 24 y 28 horas después de su asesinato. Una teoría sospecha que, al no poder deshacerse de los cuerpos, el asesino los escondió allí.

El arma habría sido una maza, que fue secuestrada en el peritaje. Dado el avanzado estado de descomposición, sólo se pudo extraer una muestra de sangre de la madre, no así del hijo.

Una carta, una confesión

El asesino, que luego se suicidó, dejó una carta confesando el crimen. “Yo sé que no se justifica lo que hice. Fue una reacción de la cual me arrepiento”, se lee.

Allí relataba estar “cansado” de tener que trabajar y “cocinar, lavar los platos, hacer mandados”. “Yo era una mucama acá. Me llenó… Era algo insoportable y estresante llegar todos los días de trabajar y problemas tras problemas y yo no hacía más nada que trabajar, cocinar y dormir”, siguió.

“El jueves exploté. Me levanté sin decir nada, agarré el martillo, entré a la pieza sin mediar palabras y le di 10 martillazos en la cabeza. Luego fui al futón y le di otros diez martillazos al pendejo”, describió para luego referirse al menor como un “maleducado, prepotente, caprichoso y altanero”.

“Fui un hijo de mil puta. Solo me queda pedir perdón, pero el perdón no arregla lo que hice. No le digan a mi vieja, tirenme al arroyo y listo. PD: los metí al freezer para que puedan velarlos como corresponde”, cerró.

La causa quedó a cargo de Paula Serrano, de la UFI nº 4.

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