Adiós a Pepe Soriano: el teatro llora a uno de los grandes
Edición Impresa | 14 de Septiembre de 2023 | 04:33

José Carlos Soriano, el querido ”Pepe”, se ha ido: tenía 93 años, pero hasta recientemente tenía proyectos, se subía a escenarios teatrales, pasaba horas en rodajes de cine y televisión. Notable intérprete, dejó una huella profunda en el medio: amado y admirado, la pantalla grande todavía recuerda su emblemática actuación en ”La Patagonia rebelde”.
Aquel título un punto de llegada para una carrera que había comenzado en el cine 20 años antes: debutó con “Adiós muchachos”, de Armando Bo, en 1955, y al año siguiente participó en “El protegido”, de Leopoldo Torre Nilsson. Desde entonces, participó en más de 50 producciones, entre las que se contaron “Los gauchos judíos”, “No toquen a la nena”, “Pobre mariposa”, “Pubis angelical”, “La nona”, “Mi primera boda” y “Funes, un gran amor”.
Soriano también protagonizó en los el filme de Raúl de la Torre “Juan Lamaglia y señora”, y en los 90, bajo la dirección de Héctor Olivera reafirmó la consagración con “Una sombra ya pronto serás”. Hasta hizo reír en “Cohen vs Rossi”, de Daniel Barone, cinta que inició las comedias producidas por Adrián Suar. Pero dos de sus papeles consagratorios en el medio lo constituyeron el alemán Schultz en “La Patagonia Rebelde” (1974), de Héctor Olivera; y como Lisandro de la Torre en “Asesinato en el Senado de la Nación” (1984), de Juan José Jusid. Cuando en 1976 llegó la dictadura, un general conocido le advirtió, por aquel papel en “La Patagonia Rebelde”: “No es capucha y zanjón pero no vuelva a trabajar”.
La mayoría de sus amigos y colegas partieron para el exilio, pero él se quedó en la Argentina y empezó a recorrer el país con “El loro calabrés”, una obra donde le contaba a la gente quién era, qué quería. La llamó así porque su abuelo zapatero solía hablar con su loro que aprendió a cantar canciones calabresas. Se presentaba en pueblos pequeños “que no tuvieran más de mil habitantes” y donde no lo pudieran encontrar: “Trabajaba, llenaba y rajaba”, recordó.
Actuó en bares, en estaciones de servicio, en andenes de ferrocarril, en patios de escuelas y comedores comunitarios. La obra terminaba con él ofreciendo un pedazo de pan: “El pedazo de pan es esencial en mi vida, porque en esta casa había pan y el pan tenía un valor: el del afecto”.
Soriano sí emigraría del país, pero con la democracia restaurada, en 1987, cuando le surgió una propuesta para trabajar en España. El nacido en Colegiales, en 1929 (estaba a punto de cumplir, el 25 de septiembre, los 94), debió encarnar a un doble del dictador Francisco Franco en “Espérame en el cielo” (1988), de Antonio Mercero, país donde brilló en la primera temporada de la exitosa serie de televisión “Farmacia de guardia” (1991-1992). Luego, volvió al país: extrañaba
EL TEATRO
La tevé fue otro medio que lo cobijó, también en nuestro país: Pepe dejó su sello en ciclos como “La familia Falcón”, “Alta Comedia”, “Farmacia de guardia”, “RRDT”, “La Leona”, “Trillizos... dijo la partera”. Pero fue en teatro donde su carácter quedó impreso en la memoria popular gracias a dos creaciones imponentes: “El Loro Calabrés” (también como autor y director, desde 1975) y “La nona (a partir de 1979).
Soriano fue, antes que todo, hombre de teatro. En 1947, cuando tenía 18 años, debutó como actor amateur en el club Alarcón, al tiempo que estudiaba Derecho, aunque lo hacía sin demasiada voluntad porque su pasión eran las tablas. Allí, empezó a participar del teatro universitario y debutó con “Sueño de una noche de verano”, de William Shakespeare, en el Teatro Colón.
“Primer acto, silencio absoluto. Termina el segundo acto, silencio absoluto. En el tercer acto entro y muero en escena y el público empieza a aplaudir. Mi maestro se acerca y me dice: `Serás actor pero de peluca`, lo que significaba que podía hacer de jorobados, deformes pero nunca de galán”, recordó Pepe en una entrevista.
Soriano trabajó en teatro casi hasta el final, pero en los últimos tiempos se encontraba muy delicado de salud, a causa de una insuficiencia renal, y estaba internado en la Clínica Zabala del barrio porteño de Belgrano, donde falleció esta tarde rodeado de sus seres queridos y también por Pablo Echarri, junto a quien conformó la Sociedad Argentina de Gestión de Actores Intérpretes (Sagai), entidad de la que fue su primer presidente.
Una comunicación de la Asociación Argentina de Actores recordó que Pepe estaba afiliado desde 1953 con el número 1599 y se desempeñó como dirigente sindical en la Secretaría de Cultura durante la presidencia de Juan Carlos Gené, en 1972.
Recientemente, de hecho, Soriano había sobrevivido a un cáncer. “En ese momento, mientras yo me estaba debatiendo entre la vida y la muerte, pero más cerca de acá que de allá, dije ‘estoy bien, vuelvo’”. Y se puso a trabajar para Sagai. “Dejé (en 2020) todo en condiciones para que los más jóvenes siguieran. Estuve durante trece años como presidente. Entonces, ¿cómo no voy a estar contento?”, , le dijo a EL DIA hace dos años. “Porque alguien puede decir ‘fue un gran actor pero se ocupó de él nada más’. No, no. Yo me ocupé de mí y de mi trabajo y desarrollo como actor pero me ocupé de mis compañeros también”.
“Pepe fue el primer actor con el que trabajé. Cuando nos sacamos esta fotografía nos prometimos repetirla cada año en la misma fecha para mantener viva nuestra amistad”
Carlos Rottemberg
Empresario teatral
“Querido Pepe. Elevate tranquilo a la eternidad, porque en la tierra has cumplido con tu talento, tu don de gente y tu compromiso inclaudicable con los compañeros actores y actrices”
Osvaldo Santoro
Actor
“Chau GENIO. Sos, fuiste y serás lo más. Cepa de buena gente. Buena gira Pepe Soriano. La luz del descanso eterno te espera”
José María Muscari
Dramaturgo
“Aplausos de pie para despedir a esta gloria de la cultura. Un actor inmenso y una persona entrañable. Pepe Soriano, Que en Paz Descanses”
Marcela Coronel
Periodista
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE