Apostó fuerte por el empate y perder ante diez lo condenó
Edición Impresa | 20 de Septiembre de 2023 | 03:46

Por MARTIN MENDINUETA
Jugando todo el segundo tiempo once contra diez y costándole horrores ponerse el traje de equipo ambicioso, Gimnasia volvió de Parque Patricios teniendo claro que su producción no fue la que demandaba su situación en la tabla general.
Demostró que sólo estaba preparado para desarrollar el libreto conservador de aguantar en su campo, aferrado al esquema de cuatro defensores, cuatro mediocampistas y dos delanteros. Cuando le convirtieron, el cristal de la resistencia se hizo trizas y, obligado a cambiar, sus carencias en el libreto ofensivo quedaron al desnudo.
Pensando en todo lo que falta, Leonardo Madelón deberá hacer un ejercicio de autocrítica. Su decisión de reemplazar a Eric Ramírez (era el delantero más peligroso) por el cuestionado Franco Soldano resultó un error de entidad.
El DT preparó a su equipo para que jugara esperando en campo propio y apostando fuerte al contragolpe. Lo hizo correctamente hasta que le convirtieron y allí, cuando tuvo que modificar drásticamente su postura colectiva, quedó en deuda. Lo gobernó la impotencia; ni siquiera el apuro.
Que Huracán, con un hombre menos, no fuera encerrado por la ambición albiazul resultó el diagnóstico que condena lo hecho por el visitante.
LOBO AGAZAPADO EN CAMPO PROPIO CON UN ESQUEMA CLÁSICO DE 4-4-2
La propuesta tripera inicial fue muy clara y obligaba al dueño de casa a hacerse cargo de eso que es tan difícil en el fútbol y se llama protagonismo.
El punto le gustaba mucho, pero luego tuvo que atacar sí o sí y allí fallaron el DT y los jugadores
Ante su gente (buena cantidad en el Palacio Ducó), Huracán fue para adelante, avanzó sin titubeos, aunque ser peligroso le costó demasiado. Gimnasia, con más orden defensivo que en el ciclo anterior, lució convencido de su apuesta explícita por el contragolpe.
La correcta expulsión de Federico Fattori (por violenta infracción sobre Abaldo) fue lo mejor que se llevaron al vestuario los muchachos de Madelón.
Gimnasia siempre tuvo claro que el empate le encantaba; por eso, su prioridad fue no perder el equilibrio entre líneas y aguardar que el Globo cayera en las redes de la ansiedad extrema. Los gritos del público local expresando su disconformismo bañaron de presión a un anfitrión turbado por haberse quedado con uno menos. Locales y visitantes se fueron al descanso teniendo claro que el capítulo final iba a demandar un gran gasto de energía emocional.
El gran problema lo desató el alarido quemero. El gol de Pereyra significó un golpe durísimo del que Gimnasia no supo recuperarse.
COMPLEMENTO NEGATIVO: DEBIÓ CRECER Y OCURRIÓ LO CONTRARIO
Cuando el partido le presentó en bandeja la oportunidad de aprovechar la tensión y el nerviosismo que invadía al dueño de casa, Gimnasia fue incapaz de agrandarse en el mejor sentido. Su juego, lejos de crecer, se encogió.
Un pelota bajada de cabeza por Ramírez a Tarragona, que terminó pegando en el arquero Cháves y el buen tiro libre ejecutado por De Blasis, fue lo único que generó un equipo obligado a mostrar mayor ambición.
Leonardo Madelón tendrá que trabajar mucho en la generación ofensiva. El próximo sábado, cuando reciba a Rosario Central, tendrá que salir a ganar. No le quedará otra y deberá lucir preparado para semejante responsabilidad.
La posición en la tabla, sumamente complicada, será una mochila pesada, pero no le queda otra alternativa que afrontar el desafío con valentía.
¿Cambiará la conformación del mediocampo, apostando por una mayor generación con más toques y mejores pases? ¿Acaso no debiera asignarle una faceta creativa al volante que considere con mayor panorama? ¿no es demasiado defensiva una franja central con dos hombres de contención y dos chicos que corren sin capacidad de asociación?
Las preguntas flotarán en el ambiente día a día, abarcando lo que resta de la semana hasta desembocar en un sábado donde la presión se hará sentir fuerte como en el choque ante Vélez.
Está metido en un laberinto que le demandará ideas claras y muy bajo margen de error.
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