“Unas verdaderas ratas”: en un robo feroz, se llevaron hasta el queso
Edición Impresa | 4 de Septiembre de 2023 | 03:50

La delincuencia en la Ciudad volvió a mostrar la peor de sus facetas. Fue durante un robo ejecutado en la vivienda de una familia de Abasto.
Un día después del brutal golpe cometido en una propiedad de 473 y 28 de City Bell, en el que los asaltantes sembraron terror con pistolas y atando de pies y manos con precintos a una pareja y, a sus dos pequeñas hijas de tan solo 11 años, un grupo de ladrones volvió a marcar negativamente la vida de un menor.
Al igual que el caso antes mencionado, a los asaltantes no les bastó con apoderarse de los ahorros y objetos personales de las víctimas, sino que además demostraron una total falta de escrúpulos al llevar a cabo toda una serie de tormentos, tanto contra él, como contra sus padres, para cumplir con sus pretensiones.
Según pudo confirmar este diario, una banda de al menos cuatro delincuentes armados y, con el rostro completamente cubierto, perpetró anteanoche el feroz asalto en una finca ubicada en 38 entre 278 y 279, una zona totalmente rural y alejada del “mundo civilizado”.
Con acciones violentas, el delito volvió a dejar una marca en la vida de un menor de edad
Los ladrones, que sorprendieron a las víctimas cuando se disponían a disfrutar de una película, no escatimaron en acciones violentas y castigaron de manera brutal al propietario del inmueble.
No solo hubo golpes e insultos. Los intrusos también incurrieron en un tremendo daño psicológico, ya que además de atar de pies y manos a todos los integrantes de la familia, en repetidas ocasiones apoyaron las armas de fuego que llevaban en la sien del padre. Todo delante del hijo.
Según relató la víctima a la Policía, los sujetos ingresaron a la casa alrededor de las 20.50 por el patio del fondo, al que accedieron luego de saltar un alambrado.
Siempre en base a la versión policial, actuaron con tal nivel de sigilo y astucia, que los perros de la familia no advirtieron la presencia de intrusos, sino hasta que los tuvieron en la puerta.
Esto les permitió avanzar por el predio sin inconvenientes y sorprender al propietario, a su esposa y a su hijo, cuando se encontraban sentados en un sillón preparándose para ver televisión.
Si bien el hombre alcanzó a ponerse en estado de alerta al escuchar una serie de voces provenientes del exterior, su suerte y la de su familia ya estaba echada.
Cuando se quiso dar cuenta, tenía un sujeto frente a él y otro tomándolo del cuello y apoyando en su cabeza un arma calibre 38.
Para ese entonces, la mujer y el hijo del dueño de casa también se encontraban reducidos por otros ladrones.
“Tenés alarma”, fue lo primero que preguntó el delincuente. Confundido, el dueño de casa debió “darle su palabra” en reiteradas ocasiones para que el sujeto le creyera que no tenía instalados en su domicilio esta clase de dispositivos.
Dando por sentado que en esa casa había divisas estadounidense, el sujeto comenzó a exigir a la víctima que indicara dónde tenía los dólares.
Mientras le ataban las manos con precintos, el hombre intentó reducir el nivel de pérdidas y en ese marco aseguró que lo único que tenía para entregar eran la plata de la billetera.
Fue en ese momento que el sujeto que se encontraba “a cargo” de la operación ordenó a sus secuaces que “rompieran todo”.
Frente a sus ojos los ladrones comenzaron a ejecutar la directriz. Una rápida evaluación de perjuicios económicos lo hizo repensar su estrategia. Fue así que decidió entregar la llave de la caja en la que tenía guardados sus ahorros tanto en dólares como en reales.
Fue así que el hombre entregó a los asaltantes un total de 200 dólares estadounidenses y 100 reales, una suma de divisas que equivale, aproximadamente, a 160 mil pesos. Esto si se tiene en cuenta el precio de cambio de la moneda norteamericana, que se maneja en el mercado paralelo o informal.
A esto deben sumarse los 250 mil pesos que lograron reunir entre lo que había en la billetera del hombre y la cartera de su esposa.
Una vez que el sujeto tuvo en su poder el botín dinerario, volvió a impartir instrucciones. Esta vez, la orden era cargar todo objeto de valor que hallaran en el domicilio a la camioneta de la familia, una Renault Kangoo.
Fue en ese momento que tuvo lugar el momento quizás más álgido de la noche. En medio de una crisis de nervios, el damnificado no recordaba dónde había dejado la llave de sus camioneta.
Aquello fue interpretado por “el jefe” como un insulto y lo amenazó de muerte. Pese a que el hombre recordó y le indicó dónde estaba la llave, el ladrón le aplicó un culatazo que le provocó una herida cortante en la frente.
Luego, siguiendo al pie de la letra el pedido del “líder”, los subordinados cargaron hasta una horma de queso fresco, que había en la heladera.
Los delincuentes se llevaron hasta una horma de queso fresco, que había en la heladera
Literalmente le vaciaron la casa. Un celular Samsung, otro Motorola de color plateado, un equipo de música, dos bicicletas, una motosierra, un compresor, una guitarra eléctrica, una guitarra electro acústica, joyas, vestimentas de hombre y mujer, dos televisores y un acolchado, terminaron conformando la larga lista de elementos que se llevaron.
Los investigadores analizan distintos elementos, pero casi dan por descontado que se trató de un golpe planificado.
Fundamentan su hipótesis en la cantidad de ladrones que participaron del atraco, el horario y la forma en la que ejecutaron el robo, al estilo comando.
El número de integrantes sugiere desde el vamos tenían pensado montar un fuerte despliegue.
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