Más allá de las quejas por los precios y los controles, el Monumental fue una fiesta
Edición Impresa | 8 de Septiembre de 2023 | 05:40

Las puertas del estadio Monumental se abrieron a las 17:20, poco después del horario previsto por el operativo de seguridad, pero el interés generado por el debut de Argentina en las Eliminatorias para el Mundial 2026 de Estados Unidos, México y Canadá, frente a Ecuador, fue tan grande que desde horas de la mañana hubo movilización de hinchas, tanto en las inmediaciones de la cancha de River como en el acceso al predio deportivo de la AFA, en Ezeiza, concentración del equipo campeón del mundo.
El operativo policial desplegado incluyó tres anillos de seguridad, cada uno con un doble cacheo por parte del personal uniformado, y también hubo un lector de los códigos QR para las entradas en el control inicial para evitar el ingreso de hinchas con tickets irregulares antes de llegar al estadio, lo cual efectivamente ocurrió, porque en las inmediaciones se detectaron entradas falsas, algunas de las cuales estaban en poder de delegaciones que llegaron desde el Interior, país engañadas con entradas falsas.
Otros fanáticos de la Selección tuvieron problemas para acceder por vestir camisetas de equipos, que debieron darlas vuelta para continuar avanzando e incluso pantalones deportivos con escudos de clubes. La parcialidad ecuatoriana, que tuvo su lugar en las tribunas, contó con acceso exclusivo por la calle Padre Neuman para el ingreso al sector de la Centenario alta.
Pero en general, las calles cercanas al estadio colapsaron desde la mañana, pintándose la zona del llamado barrio River con los colores del seleccionado y ya pasado el mediodía se le sumaron las vallas de la policía para generar los ingresos correspondientes. Las camisetas que más se vieron fueron la de Messi en principio, seguida de Ángel Di María y Emiliano “Dibu” Martínez. En ese orden los hinchas llenaron las calles y comenzaron a requerir alimentos en los puestos desplegados con hamburguesas, choripanes, bondiola, panchos, entre otros.
“Es una locura estar acá. Me saqué las ganas, no me importó la plata que tuve que pagar para llevar a mi viejo de una vez por todas a verlo a Messi”, dijo Marcos Bulos, quien es rosarino como el astro, y se vino con el padre, Raúl, dos días antes para retirar presencialmente las dos plateas Belgrano media, a un precio de 89 mil pesos por persona.
“Los precios están fuera de órbita, el fútbol es una fiesta popular. Yo decidí gastarme el aguinaldo en esto, es un regalo para mi papá por todo lo que me dio en la vida. Ojalá los dirigentes piensen en la gente a futuro y pongan valores más accesibles”, completó su queja.
En contrapunto, Candela Thompson, que trabaja de administrativa en Buenos Aires, comentó que no pudo elegir la ubicación porque el sistema de AFA ID le permitió “solamente entre Sívori alta y la Centenario baja”.
“Pagué el AFA ID pero no me dejaba seleccionar a donde quise. Obviamente en este caso, que no mucha gente estaba asociada, no tuve problemas para conseguirla. El tema es que me daban un código para una sola entrada, a través de Deportick, y no me vendían hasta cuatro como a las personas que pudieron hacerlo directamente por el sitio. Eso me pareció un papelón”, apuntó esta fanática, que sacó el código bronce a cambio de 24 mil pesos.
Más allá de los altos valores, las entradas se agotaron y Argentina vivió una fiesta multitudinaria con más de 84.000 personas en sus tribunas, con Messi y casi todos los campeones del mundo en la cancha. Y el recuerdo de Diego Maradona.
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