Transformar la decepción en una nueva oportunidad
Edición Impresa | 2 de Enero de 2024 | 01:38

Tamara Sparti *
tamarasparti@gmail.com
Nos encuentra fin de año y estamos esperando con ansias la llegada de las vacaciones. Para muchas familias, no sólo se trata del descanso, la pausa, sino también de un tiempo necesario para el encuentro con la familia y con los amigos, sin prisa, y con aquellos planes postergados por el ritmo que la vida cotidiana nos imprime.
En ocasiones, este momento se ve afectado (muchas veces de modo inesperado) por la situación escolar de los hijos e hijas adolescentes, que deben prepararse para rendir exámenes en diciembre y/o luego en febrero.
Son acontecimientos que irrumpen y por tanto hacen tambalear, o desarman, lo armado. Es muy importante detenerse y pensar cómo abordar esto. Ante todo, se rompe una ilusión; una imagen idealizada, feliz (más allá de que luego no sea tal). Lo primero que esto provoca en los adultos, en general, es mucho enojo. Y es recomendable, ante todo, no desesperar ni actuar impulsivamente. La propuesta es poder transformar este enojo, esa desilusión, en una oportunidad.
Ha ocurrido algo, que nos permite situar la relación del adolescente/hijo respecto a su responsabilidad. Y es este el trabajo principal a realizar juntos.
Señalemos acá la diferencia entre culpa y responsabilidad. Si como adultos culpabilizamos, la única solución posible será el castigo o la disculpa, lo que no permite la revisión, la implicación ni la rectificación. Si en cambio invitamos a asumir una responsabilidad, podremos pensar en las causas y consecuencias de asumirla o no, y ofrecemos una posibilidad de repensar, de analizar el recorrido que nos trajo a este lugar.
Si bien cada caso es diferente y particular, siempre será la conversación la herramienta que nos permita indagar, saber, transmitir, habilitar y sobre todo acompañar.
Esa conversación siempre es a dos o más voces, con idas y vueltas, con contradicciones, con acuerdos y desacuerdos, con rumbos inesperados. Se interrumpe y se retoma, fluye, se detiene, se eleva en su tono y nos abre a la sorpresa. Esa conversación, sobre todo, nos debe permitir construir algo nuevo.
* Prof. y Lic. en Psicología. Orientación a Padres, Madres y Grupos de Crianza.
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