La sangre se paga con sangre en “Vrutos”
Edición Impresa | 1 de Octubre de 2024 | 05:26

En el marco del Festicalp, el Festival de Cine Argentino de La Plata, se proyectará hoy a las 20 en el Teatro de la UNLP (10 entre 54 y 55) “Vrutos”, película de Miguel Bou donde el odio engendra odio, y la violencia, violencia.
La película retrata el enfrentamiento entre una pandilla de Lugano y un grupo de rugbiers, dibujado con lente realista por el director, que firma su quinto largometraje. La película fue filmada en el barrio de su vida: oriundo de Villa Celina, al lado de Lugano, Bou filma los techos, los monoblocks, los parques de skate, la barriada, con ojo experto y emoción. Es el escenario de la vida de Brian, que se pelea con un grupo de rugbiers de élite luego de sentirse humillado: Brian queda lastimado, y decide volver a enfrentarlos, pero esta vez armado.
Es una película de venganza, de épica callejera. Una de clases sociales, También es una especie de western urbano, con un héroe que quiere, por su hijo, abandonar la delincuencia, y un entorno que lo atrae con una fuerza centrífuga difícil de resistir, y que inevitablemente llevará a la tragedia.
La película fue filmada en el corazón de Villa Celina, de donde es oriundo el director
Inspirada en la película francesa “El odio”, la propuesta tiene reminiscencias inmediatas a “Pizza, Birra, Faso”, también a “Okupas”. Refuerzan esta sensación la presencia de Dante Mastropiero, “El Negro Pablo” en la serie, y Diego Alonso, el recordado “Pollo”. Fue Alonso quien llamó a Matías Apostolo para interpretar al padre del rugbier antagonista, y Apostolo cuenta que entendió enseguida el universo que representaba: “Tengo amigos que juegan al rugby, fui a un colegio donde se jugaba al rugby”, dice, y aunque aclara que el eje está puesto en Lugano, “se ve eso de gueto rugbier”.
El enfrentamiento entre mundos, valores, clases sociales, llevará necesariamente a “una escalada de violencia”, donde “no importa de dónde viene, la violencia la tienen todos”.
Realizada con aportes del INCAA y escasos recursos, “poniéndole el hombro”, dice Apostolo, la película se filmó en Lugano, en apenas 11 jornadas maratónicas, y gracias al conocimiento del lugar de Bou “pudimos filmar hasta en una casa de Lugano, en los techos. Se muestra todo”.
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