Vivir más y mejor: ¿Los próximos longevos llegarán a los 100 años?
Edición Impresa | 13 de Octubre de 2024 | 07:27

La idea de que la humanidad alcanzaría niveles insospechados de longevidad, con personas superando los 100 años de vida con frecuencia, ha sido uno de los grandes sueños del progreso médico y social. Durante gran parte del siglo XX, los avances en la salud pública, la vacunación masiva, y la mejora de las condiciones de vida nos hicieron creer que, si seguimos por ese camino, cada generación vería cómo sus expectativas de vida se ampliarían en varios años más que la anterior. La noción de la longevidad extrema parecía no solo un objetivo factible, sino uno casi inevitable. Sin embargo, un estudio reciente viene a poner en duda esta visión optimista.
El análisis, publicado en Nature Aging, sostiene que esa revolución de la longevidad que vivimos durante el siglo pasado está llegando a un freno. Y es que, aunque hemos logrado extender la vida humana en varias décadas desde tiempos anteriores, los últimos datos indican que la esperanza de vida ya no crece al ritmo que solía hacerlo. En las regiones del mundo con mejores expectativas de vida —como Hong Kong, Japón y Francia—, los aumentos son mínimos desde los años 90. El estudio señala que es poco probable que más del 15% de las mujeres y el 5% de los hombres nacidos en este siglo lleguen a los 100 años.
Este hallazgo no solo desafía las proyecciones de una vida cada vez más larga, sino que también cuestiona nuestra capacidad para superar ciertos límites biológicos que parecen estar marcando el fin de esta revolución. Según el estudio, aquellos augurios que aseguraban que la mayoría de los niños de hoy llegarían al siglo de vida no tienen bases suficientes en los datos actuales. La realidad es que el porcentaje de centenarios en las poblaciones más longevas es aún bastante reducido, y el camino para que ese número crezca exponencialmente parece empinado.
Parte de la explicación de este estancamiento, sostienen los autores, tiene que ver con la dificultad de seguir reduciendo las principales causas de muerte que, en su mayoría, están ligadas al envejecimiento. Aunque la medicina ha hecho enormes avances, enfermedades como el cáncer, las dolencias cardíacas o las neurodegenerativas siguen limitando nuestra capacidad para extender la vida de forma radical. La gran incógnita que permanece es si los futuros avances en biotecnología, particularmente aquellos relacionados con la modificación del envejecimiento, serán suficientes para empujar nuevamente los límites.
Pero el estudio también destaca otros factores que están limitando la prolongación de la vida humana. El estilo de vida de las sociedades actuales, más sedentario y con dietas que distan de ser ideales, puede estar jugando un papel importante. Además, las desigualdades en el acceso a la atención médica y los recursos sanitarios impiden que ciertas poblaciones puedan beneficiarse de los avances en salud de la misma manera que otras. Esto es especialmente visible en países como Estados Unidos, donde la esperanza de vida al nacer ha disminuido en las últimas décadas, un fenómeno que solo se había visto antes durante tiempos de guerra o epidemias.
No obstante, los científicos detrás del estudio insisten en que no todo es pesimismo. Aunque el ritmo de crecimiento de la esperanza de vida se ha desacelerado, eso no significa que hayamos alcanzado un techo insuperable. Todavía existen oportunidades para mejorar la longevidad mediante la reducción de disparidades sociales y la modificación de ciertos factores de riesgo, como el tabaquismo o la obesidad. Sin embargo, advierten que esos esfuerzos podrían traducirse en ganancias mucho más modestas de lo que muchos esperaban.
Desigualdades en salud: la disparidad en el acceso a la atención médica y la calidad de vida entre diferentes grupos socioeconómicos puede estar contribuyendo a que la esperanza de vida no aumente como se había proyectado.
2Estilos de vida poco saludables: cambios en los hábitos de vida, como el aumento del sedentarismo y la mala alimentación, están afectando negativamente la salud y, por ende, la longevidad de las poblaciones.
3Impacto de enfermedadesy crisis sociales: epidemias recientes, como el coronavirus, y problemas de salud crónicos han influido en la mortalidad, causando una disminución en la esperanza de vida en algunos países.
4Escasa proporciónde centenarios: la probabilidad de que las nuevas generaciones alcancen los 100 años es baja, con estimaciones que sugieren que solo un 15% de las mujeres y un 5% de los hombres podrían vivir hasta esa edad en el transcurso del siglo XXI.
5Investigación limitada en terapias antienvejecimiento: a pesar de los esfuerzos por desarrollar tratamientos que puedan ralentizar el envejecimiento, los resultados han sido limitados y aún no se han encontrado soluciones efectivas que cambien significativamente la esperanza de vida.
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