VIDEO. Roberto Giordano: peinó a las más lindas y dejó perlitas históricas
Edición Impresa | 23 de Noviembre de 2024 | 01:14

Aunque en los últimos años su nombre había trascendido por noticias judiciales, Roberto Giordano fue una marca del glamour y la moda de los 90, el peluquero de las famosas, uno de los hombres tal vez más envidiados por los hombres por estar rodeado por las mujeres más lindas del país. La noticia de su muerte sorprendió ayer: el estilista murió a los 75 años, en una clínica porteña, tras una intervención cardíaca.
A figuras de las pasarelas como Valeria Mazza, Andrea Frigerio, Pampita, Nicole Neumann, Julieta Prandi, Daniela Cardoney, entre otras top, Dolores Barreiro, Giordano no solo peinaba sino que también les hacía “mover las cabezas” en los recordados desfiles desde Punta del Este que él mismo animaba junto a su histórica compañera, Teté Coustarot, que ayer aseguró: “fue una parte fundamental de mi vida”.
En los 90, Roberto Giordano fue el “dios” de la moda, un referente, no solo en Uruguay (en donde estaba instalado) sino también en Mar del Plata y Pinamar. Carismático, no tardó en volverse una figura mediática y su presencia en la televisión iba más allá de su trabajo. Polémico, dejó varias frases y momentos que marcaron la cultura popular y que aún hoy son recordadas.
El 27 de noviembre de 1995, en el estacionamiento del estadio Monumental de River, Giordano -fanático de Boca- pronunció una de las frases con las que más se lo asocia. En un intento de evitar ser agredido físicamente por la hinchada del club, pidió expresamente que no lo golpeen y se identificó como el famoso estilista que era por ese entonces “¡No me peguen, soy Giordano!”, exclamó.
Entre los momentos más mediáticos, y que excedieron su profesión, se recuerda especialmente cuando en 2015 se descubrió su doble vida: aquel año, el peluquero se mostró paseando por las calles de Maldonado de la mano y a los besos con Rossana Melo, peluquera que conoció algunos años atrás. Cuando la prensa le tomó esas fotografías, él estaba casado con Mirta Servanda Almirón, su esposa y socia desde hacía más de 40 años. Por esa razón, Revista Pronto especuló, por ese entonces, que el estilista estaba viviendo “una doble vida”.
Un “meme” que siempre vuelve es su incomprensible pregunta a un entrevistado sobre el oxígeno, los árboles y la combustión.
También es desopilante el episodio que protagonizó durante un desfile en Uruguay en donde, ya asediado por su conducta impositiva, se enteró que había representantes de la Dirección General de Impuestos (DGI) presentes, y pidió un aplauso al público para homenajearlos.
EN PICADA
Su trabajo y la cadena de peluquerías que fundó lo llevaron a lo más alto de la fama, pero los problemas económicos y judiciales complicaron la situación del ícono del mundo del modelaje local.
En 2014, acordó una pena de dos años y medio de prisión en suspenso en una causa por evasión. El peluquero estaba acusado de evadir 450.000 pesos de aportes previsionales a sus empleados.
En mayo fue condenado a tres años de prisión por insolvencia fraudulenta
Con el paso de los años, la justicia encontró nuevas pruebas de una contabilidad fraudulenta en los negocios de Giordano, y luego de varias idas y venidas, en 2018, el peluquero fue sobreseído.
Luego de ser sobreseído, nuevas causas se abrieron en contra del peluquero de los famosos.
En mayo de este año, el peluquero fue condenado a tres años de prisión tras aceptar su culpabilidad en un juicio abreviado donde se lo acusaba de insolvencia fraudulenta. Una sentencia que se suma a otra previa a dos años por una causa similar.
“Lo que hizo Giordano fue, básicamente, crear una serie de empresas falsas y sellos de goma que puso a nombre de conocidos suyos, en su mayoría empleados sin capacidad financiera. Empresas que en realidad él manejaba desde las sombras. Es decir, usó testaferros. El objetivo fue esconder en esas sociedades fantasmas 17 bienes para evitar perderlos, ya que la AFIP lo estaba investigando y él lo sabía”, le explicó una fuente judicial a Infobae. Y sumó: “Una vez que hizo todo eso, la empresa que él reconocía como propia, ASPIL S.A., quedó vacía, es decir, solo quedó el cascarón: sin empleados, sin bienes, sin absolutamente nada. Mientras tanto, seguía ahí acumulando deudas, no pagaba impuestos, evitaba abonar las cargas sociales. Si le hacían juicio, ya no tenía nada a su nombre”.
LA DESPEDIDA
Giordano permanecía internado en el porteño Sanatorio Mater Dei en donde debía realizarse un cambio del marcapasos. Sin embargo, no logró superar la intervención y falleció. Sus restos serán cremados en el Cementerio de La Chacarita.
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