Homenaje a 1984: el equipo del ascenso estará en el Bosque

En la previa del partido pisarán el campo de juego los integrantes de aquel equipo. Entre otras figuras estarán Carrió, Ingrao, Flores, Kuzemka y Pedrazzi, vitales en el regreso a la A

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Hoy, en la previa del encuentro ante Talleres, el Bosque homenajeará al plantel que consiguió el ascenso en 1984 luego de ganar el Octogonal, con victorias 3 a 1 en Avellaneda y 4-2 en el Bosque ante el Racing Club que lideraba dentro de la cancha Miguel Ángel Brindisi.

Aquella segunda final se disputó en el Bosque el 30 de diciembre del ‘84, por lo que se van a cumplir 40 años de un regreso a la Primera División muy festejado luego de cinco largos años en el fútbol de los sábados. Como el encuentro de esta tarde será el último del Lobo en su casa, se adelantó el homenaje para que los exfutbolistas e integrantes de aquel grupo reciban el cariño del triperío, más allá de que a fin de mes está planificado un asado en la intimidad de Estancia Chica.

Esta tarde estarán presentes en el Bosque Carlos Castagneto, Carlos López, Gustavo Piñero (arqueros); Luis Lúquez, Osvaldo Ingrao, Darío Tempesta, Guillermo Meling (defensores); Ricardo Kuzemka, Jorge Ferrer, Carlos Alberto García, Carlos Carrió, Rubén Ramírez (mediocampistas); Héctor López, Gabriel Pedrazzi, Ángel Flores, Eduardo Marasco, Claudio Fernández, Antonio Sánchez Astrolog y Ariel Ulloa (delanteros).

Además, estarán dos de los mentores de las reuniones que han mantenido al grupo unido por 40 años, como el profe Rubén Solé y el secretario administrativo Alberto Lampugano. No podrán estar presentes en el Bosque los exfutbolistas Sergio Marchi, Hugo Molina y Víctor Hugo Andrada y el Dr. Oscar Butín, uno de los médicos del plantel.

Y en el recuerdo estarán por siempre el director técnico de aquel equipo, Nito Veiga; su ayudante de campo, Norberto Menéndez (El “Beto”, crack con las camisetas de River y Boca; el Dr. Hugo Barros Schelotto (sus hijos Pablo y Gustavo estarán esta tarde en el Zerillo) y Miguel Tomás Bianculli, aquel defensor que dejó la piel y algo más en la revancha ante Argentino de Rosario, en un actuación imprescindible para el logro posterior. Prematuramente fallecido en febrero de este año a causa de una enfermedad neurodegenerativa, su partida fue una prueba más que debió afrontar un grupo que se mantiene unido a lo largo de los años.

Por eso, cuando ingresen al campo de juego luego de la entrada en calor de los equipos, seguramente el Bosque recibirá con calidez y agradecimiento a estos jugadores que -aunque hoy parezca lo más normal del mundo- devolvieron al Lobo a su lugar en primera después de la noche más oscura.

 

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