Con “apetito delictivo”, robaron en una panadería
Edición Impresa | 15 de Febrero de 2024 | 02:53

El lunes un delincuente asaltó una panadería en 6 y 61 y ahora hubo un caso similar en otro comercio del rubro, con apenas unas cuadras de distancia. Por eso no se descarta que se trate del mismo autor.
La situación ha desatado mucha preocupación en el barrio, en un contexto de inseguridad general, que atraviesa a todos los sectores. Incluso a los propios vecinos, que con solo poner un pie en la calle quedan expuestos al delito.
Respecto del nuevo episodio delictivo, esta vez se registró en el negocio de razón social “Appetit, pan y chipá, que está situado en la calle 10 entre 61 y 62.
Allí fue un empleado el que soportó el asedio de un ladrón encapuchado, que sin muchas presentaciones se mandó para la parte de atrás del mostrador.
Al verlo, el encargado intentó resistirse y hubo un pequeño forcejeo. Hasta que empezaron los golpes y se acabó la confrontación.
“Me pegó varias trompadas en distintas partes del cuerpo”, según le contó el joven a la Policía.
También dijo que el delincuente logró apoderarse de unos quince mil pesos, que guardaba en la caja registradora, con los que se dio a la fuga con dirección desconocida.
Respecto de las características físicas del agresor, contó que era delgado, de 1,80 metros de altura y lucía barba de pocos días.
Otra particularidad que le llamó la atención era la forma de sus piezas dentarias: “Todas chuecas”, graficó.
Con esos datos, ahora personal de la comisaría novena deberá poner el foco de atención en la búsqueda del asaltante.
Para ello seguramente relevará la zona en busca de imágenes en cámaras de seguridad y cualquier otro dato de interés probatorio.
EL ANTECEDENTE
El lunes pasado, alrededor de las 6 y media de la tarde, un sujeto ingresó en la panadería “Delicias de Santi”, ubicada en las calles 6 y 61. Se indicó luego que, al ser atendido por una empleada, se limitó a consultarle “si tenía algo para darle de comer”.
No trascendió cuál fue la respuesta de la vendedora, pero -se refirió- el mismo hombre segundos después dio media vuelta y se retiró del local.
Los mismos voceros señalaron que, casi inmediatamente, una pareja llegó a la panadería, realizó una compra y se fue. Pero para sorpresa de la empleada, enseguida apareció la misma persona que le había solicitado un rato antes la entrega de mercadería.
Claro, esta vez, con una finalidad y un comportamiento muy distinto.
Se informó al respecto que “pasó rápidamente del otro lado del mostrador y la agarró de los pelos. Pero ella se defendió y comenzó a pegarle”.
La disparidad de fuerzas hizo que el delincuente retomara el control de la situación.
Uno de los oficiales del caso expuso que “el ladrón le dio unos golpes en la cara, haciéndole caer al piso, mientras hacía un ademán como que guardaba un arma en la cintura”. Acotó que “sustrajo 17.000 pesos y huyó hacia Plaza Rocha”.
Ante esta descripción y, un comportamiento con puntos de contacto entre ambos episodios violentos, no se descarta que detrás se esconda un solo delincuente.
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