Causan alarma los casos de síndrome urémico hemolítico en nuestro país

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Voces de alerta médica se están alzando por la seguidilla en el país de casos graves de Síndrome Urémico Hemolítico, tras la muerte de tres niños en Córdoba y por un nene que debió ser internado en el Hospital de Niños platense. Se trata de una enfermedad grave que afecta principalmente a los niños pequeños y que constituye entre ellos una de las principales causas de trasplante renal.

Tal como se dijo ayer en este diario, vinculado al consumo de alimentos mal cocidos, en particular carne, el SUH encuentra en la Argentina una de las tasas de incidencia más altas a nivel mundial. La enfermedad -que altera la función de los riñones y destruye en forma gradual los glóbulos rojos y las plaquetas- se produce por la infección provocada por una bacteria llamada Escherichia coli.

Si bien constantemente se registran casos en Argentina, la repercusión mediática que tuvo el fallecimiento de tres niños en la provincia de Córdoba en lo que va de este año, llevó a que la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) lanzara una campaña para acercar información certera y clara a toda la comunidad

La bacteria que da lugar a este síndrome se encuentra en la superficie de la carne cruda que, al picarla, genera que la bacteria se mezcle con el resto y pase al centro. De ahí que la campaña de la Sociedad Argentina de Infectología, hace especial énfasis en el riesgo de alimentar a niños con platos que involucren esta preparación, como es el caso de las hamburguesas, pero también la salsa bolognesa y las albóndigas.

El riesgo de comer hamburguesas es que, al cocinarlas la temperatura no sea óptima o que el tiempo de cocción no sea suficiente para matar a la bacteria que quedó en su interior, dijeron los especialistas.

Añadieron que “si un menor a tu cargo tiene diarrea con sangre, disminución de la orina, palidez, taquicardia, decaimiento, consultá urgente en un centro de salud de tu localidad”.

También debe enfatizarse que resulta imperioso acentuar los controles sanitarios, tanto en los tanto en los hogares como, por cierto, por aquellos que se encuentren en la etapa de distribución y conservación en nuestro distrito, sometiendo a estos últimos a rigurosas fiscalizaciones.

De no existir una prevención integral, tal como se advirtió, pueden ser muy graves las consecuencias en la salud de los consumidores, pudiéndose desarrollar el síndrome urémico hemolítico o el botulismo, entre otras enfermedades e intoxicaciones.

El control de la calidad de los alimentos, que es una actividad indelegable del Estado, debe ser practicado también en los hogares, porque está en juego nada menos que la salud de los consumidores.

La falta de prevención puede derivar, en efecto, en cuadros agudos de diversas enfermedades, que pueden ser evitados a través de controles y medidas higiénicas mínimas y de imprescindible cumplimiento.

 

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