Valencia, La Plata y una tradición en común a un océano de distancia
Edición Impresa | 31 de Marzo de 2024 | 04:04

Silvana Fabeiro*
¿Y si te digo que Valencia y La Plata tienen una gran tradición en común qué me dirías? Valencia es una ciudad cuya popularidad ha aumentado gracias a su alta performance en los rankings que miden la calidad de vida de las ciudades. A mi llegada encontré dos similitudes con La Plata. La primera, que es una ciudad verde, con un frondoso arbolado, plazas y parques. La segunda, que tienen la tradición de crear y quemar de muñecos una vez al año.
En noviembre pasado me recibió en su casa “Inma” (Inmaculada), una valenciana de una amabilidad y calidez sin igual que no tardó en contarme que tenía un mes ajetreado por delante, pues su `falla´ se preparaba para un acto importante y tenía varias tareas que cumplir y eventos a los que asistir. Ahí fue la primera vez que oí sobre “Las Fallas”, la fiesta por excelencia de la ciudad.
Cada marzo Valencia celebra esta fiesta con la presentación de inmensas representaciones de figuras perfectamente diseñadas, coloridas, obras de arte, muy similares a nuestros muñecos del 31 de diciembre.
Según el sitio oficial la agencia de turismo de la ciudad, Visit Valencia, “el origen de las Fallas se encuentra en una antigua costumbre de los carpinteros que, celebrando la llegada de la primavera, la noche del 19 quemaban frente a sus talleres las piezas de madera (parots) que usaban para elevar los candiles que les iluminaban durante el invierno.”
Con el paso del tiempo, así como sucedió con los muñecos del 31, el humor y la crítica social fueron tomando su parte en el ritual y el tono de parodia se volcó a la construcción de las figuras. También se le agregó cada vez más valor al proceso de elaboración y las fallas adquirieron un componente artístico, de diseño que hace que hoy sean obras de arte.
Los días alrededor del 14 de marzo son intensos y las jornadas largas, los falleros ultiman detalles para el montaje final a la espera de la evaluación por parte de los jurados. El 16 se elige y premia al mejor “ninot indultat” que es el único que no será quemado.
Tradición, cultura y economía
Las fallas también funcionan como núcleos socioculturales que desarrollan actividades y construyen comunidad todo el año. El 19 de noviembre pasado Inma me invitó al acto de su falla donde se presentaban las falleras, con su nuevo rango, y el compromiso de participar en actividades durante todo 2024. El acto se condujo en valenciano y aunque no entendí todo, vi participar familias enteras, las vi emocionarse y vestir orgullosas y orgullosos sus trajes de época. Pensé en nuestros clubes de barrio.
Fue durante el acto donde me comentaron que “el vestuario completo que incluye vestido de época, zapatos y accesorios, peinado” puede rondar los 1000 euros.
“Las fallas son una industria, mueven la economía de esta ciudad” me dijo Germán, un peluquero platense que está radicado en Valencia hace años.
Según un artículo publicado por el diario El País, un estudio encargado por el Ayuntamiento reveló que las Fallas “generan un impacto en la economía local de 732 millones euros” y representan 6.500 puestos de trabajo”.
Por último, la pirotecnia aquí todavía cumple un rol muy importante en el desarrollo de la fiesta, “la fiesta de los fuegos” fue declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2016.
*Especialista en comunicación política, reside en Valencia.
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