La necesidad de frenar la escalada del conflicto en Medio Oriente

Edición Impresa

El llamado de organizaciones y líderes mundiales destinado a que Irán e Israel le pongan freno al “ciclo de represalias” en Medio Oriente y que se busquen fórmulas para evitar una escalada bélica incontrolable, resulta alentador en el sentido de que fue formulado desde países distanciados políticamente y pertenecientes a polos geopolíticos enfrentados.

Así, el secretario general de la ONU llamó a la moderación de las partes enfrentadas y a “detener el peligroso ciclo de represalias en Oriente Medio”, en una afirmación que encontró tácito respaldo el canciller de Rusia, cuando afirmó que Moscú le informó a Israel que Irán “no quiere una escalada”.

En similares términos -claro que mientras Teherán financia grupos terroristas, las posibilidades de crisis siempre serán una posibilidad- se expresaron en las últimas horas los líderes del G7, que pidieron “a todas las partes” orientar las acciones hacia una “desescalada” de la tensión que se vive en la región, con una serie de explosiones que el viernes sacudieron a Irán.

Los ministros de Exteriores del G7 -integrado por Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y Estados Unidos- dijeron que “a la luz de los ataques del 19 de abril, pedimos a todas las partes que trabajen para impedir una nueva escalada. El G7 seguirá trabajando en esta dirección”, afirmaron los representantes de las siete grandes potencias industrializadas en un comunicado, al término de una reunión en la isla italiana de Capri.

Como se recordará, el conflicto comenzó con el sorpresivo ataque de la agrupación Hamás el 7 de octubre pasado en el sur de Israel, en el que un grupo fanatizado de terroristas islamistas mató a unas 1.170 personas y secuestró a otras 250, muchas de las cuales se mantienen cautivas hasta hoy, desconociéndose su condición y paradero.

La represalia israelí en el territorio de Gaza no tardó en hacerse sentir y ahora las explosiones agitaron los temores de una escalada en Oriente Medio, en un momento en que la guerra entre Israel y el movimiento islamista palestino Hamás, que -hasta ahora se desplegó con el uso de armas convencionales- arreció y ya ha provocado 34.012 muertos, según informes producidos por el ministerio de Salud del territorio palestino gobernado por Hamás.

Desde luego que el temor compartido apunta a impedir que se sumen nuevos países a la contienda y que se lleguen a utilizar armas nucleares. Se conoció ya que las instalaciones nucleares iraníes en la región de Isfahán están a “salvo” luego del ataque del viernes pasado, indicó la agencia Tasnim.

El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) informó que las instalaciones nucleares iraníes no sufrieron “ningún daño” en el ataque y advirtió que “ninguna instalación nuclear debe ser nunca objetivo de conflictos militares”.

Hace dos años, al conocerse la invasión de Rusia a Ucrania, el secretario general de la ONU alertó que “hoy la humanidad está a un sólo malentendido, o un error de cálculo, de la aniquilación nuclear”.

Más allá de las situaciones complejas planteadas en Medio Oriente y con la presencia de un terrorismo activo y fanatizado, pocas dudas quedan acerca de la necesidad de que todos los países analicen y busquen acordar condiciones que lleven a una pacificación de las partes y, a la vez, impidan una conflagración nuclear, de alcances seguramente calamitosos.

A Albert Einstein se le atribuyen estas significativas palabras: “No sé con qué armas se peleará la Tercera Guerra Mundial, pero la Cuarta será con palos y piedras”.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE