Restaurantes en los clubes en La Plata: con un gustito especial, entre lo familiar y los platos de bodegón

Las diferentes opciones culinarias que ofrecen las asociaciones civiles platenses, con alternativas más accesibles y abundantes. Un recorrido para dimensionar su crecimiento. La voz de los protagonistas

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La Ciudad se destaca por una oferta gastronómica creciente, a pesar de las circunstancias que atraviesa la Región y el país. Cada día surgen nuevos proyectos que buscan imponerse dentro de la gama de alternativas culinarias dentro de la Capital de la Provincia de Buenos Aires. En ese camino de emprendedurismo se encuentran, también, quienes lideran equipos de trabajos en los restaurantes de los clubes platenses, en cuyos espacios encontró cause una de las tantas opciones para salir a comer: sitios familiares, ambientes tranquilos, platos abundantes, precios accesibles y mesas que se adecuan a las demandas del público.

Parte del nacimiento de estas cocinas en alguno de los rincones de las instituciones civiles de la zona radica en los buffet que atendían a los deportistas que terminaban de hacer cada actividad o que proveían de bebidas y alimentos a quienes asistían a los partidos durante los fines de semana. Sánguches, minutas, postres, tragos, jugos y demás fueron y son parte de los menús de estas barras atendidas por socios de las propias entidades.

Con el tiempo, dentro de los clubes, le encontraron otro sentido y llegaron las concesiones de estos espacios interiores o exteriores con tal de explotarlos y generar algún tipo de ingreso para mantener el funcionamiento operativo. En ese camino, durante ciertos momentos, los costos se alivianaban para quienes montaban estos restós barriales, a raíz de los servicios subsidiados. Sin embargo, esa lógica cambió desde hace algunos meses tras el cambio de gestión nacional y la luz y el gas, en algunos casos, se equiparan en gasto al del alquiler.

La diferencia que por sostenido tiempo mantenían los restaurantes de los clubes estaba no solo en poder funcionar con energía barata o disponer de otras condiciones de locación para achicar el costo. También, en los equipos de trabajo, existe una diferencia. En efecto, con planteles más chicos en número podía generarse cierta ventaja para que los platos mantengan un mejor precio o incluso por debajo de las demás ofertas dentro del mercado gastronómico.

En Fonda Mayo hay lugar para más de 50 comensales / IG

LAS VOCES DEL SECTOR

Alexis Clapsos es el encargado de la confitería del Club Villa San Carlos de Berisso y, en diálogo con EL DIA, contó su experiencia. “Nosotros nos caracterizamos por hacer platos abundantes y no caros, que a veces es complicado. Tenemos los precios de diciembre”, inició la charla.

“Hacemos acciones cuando hay partido. La semana pasada ofrecimos sándwiches de bondiola a 3.000 pesos y guiso de lentejas a $2.500, para comer en la tribuna”, comentó sobre alguna de las alternativas que suman, además del restó que tiene capacidad para 50 personas.

Respecto a lo que distingue a la confitería de la Villa, relató: “Soy muy pro de que no matar a la gente con los precios. Berisso es un mercado complicado, amén de que todo está complicado. El sistema gastronómico se vino abajo. A pesar de eso, trabajamos mucho todas las tardes de martes a domingos en la cafetería. Tenemos un café muy lindo, también ofrecemos todo lo dulce, como medialunas, y lo salado, con los tostados, entre otras cosas. Ya a la noche se transforma en restaurante, tenemos una carta de pizzas, milanesas, pastas y, después, ofrecemos algunos platos como matambre a la pizza o filet de merluza, bien de bodegón, aunque somos una confitería”.

Una de las vistas de el bodegón y la parrillita de La Plata Rugby Club / IG

“Los precios que tengo son precios muy normales. Ayer ofrecimos porciones de locro, más una empanada de carne y una bebida, a $8.000”, ejemplificó. En ese sentido, remarcó que la mayor demanda está cuando hay partidos de todo tipo en la sede social de Villa San Carlos.

Según confió Alexis, “hace un año y medio que abrí. La situación no ayuda, porque en el ámbito gastronómico cayó un 80% la actividad, pero le ponemos el hombro y seguimos trabajando. Abrimos a las 16 hs. Este es un proyecto que hice a partir de una inversión mía y tenemos un contrato con el club de 5 años”. En efecto, destacó que eso hace la diferencia en cuanto a los costos porque, a partir de su capital adelantado, se redujo considerablemente el precio de la locación. Sin embargo, confió que en la última factura pagó 80.000 pesos de luz, cuando antes pagaba $30.000; mientras que de gas abona alrededor de $50.000 mensuales. Por otro lado, en cuanto al equipo de trabajo, recordó que comenzó con un plantel de diez empleados y hoy tienen cuatro.

En otro orden, Sergio Ibarra Gómez lideró el último proyecto en el Club Lavalle, situado en 34 entre 9 y 10. En contacto con EL DIA consideró que lo que diferencia a los restaurantes de los clubes con el resto de las ofertas gastronómicas es “la onda social”.

 

Dentro de lo que distingue a los clubes, destacan que “es un ámbito más ‘familiero’”

 

“En cuanto a lo que son platos, nosotros buscábamos un caballito de batalla como el bife de chorizo y, después, algunas alternativas puntuales como el guiso”, afirmó, con lo que, una vez más, se revalidó el carácter de bodegones de los restós en los clubes.

En cuanto a los costos, aclaró que “el consumo de electricidad nos mataba”, entonces compartían los gastos “mitad y mitad” con la institución. También recordó que “era alto el canon (de alquiler) que pagábamos, ya que el contrato fue intermediado por una inmobiliaria”, con lo que los gastos aumentaban y se debía trasladar a los precios.

Juan Manuel Ruiz, dueño de la fonda en el Club Mayo, habló con EL DIA y comentó que “con lucha, laburo y esfuerzo, en medio de la pandemia, armé este restaurante de comida francesa”, donde también hay otros platos típicos. “Todo elaborado como en casa, con un toque gourmet”, enfatizó.

 

“El restaurante del club sirve como un gran lugar de encuentro”, afirman los platenses

 

“Tenemos una concesión y les damos una mano a los chicos de básquet y karate. Pero, hoy los clubes están bastante bastardeados y salieron de foco”, expresó el protagonista.

Dentro de lo que distingue a los clubes del resto, expresó que “es un ámbito más ‘familiero’”. “El restaurante del club sirve como un gran lugar de encuentro y da la facilidad de llegar al público más barrial. Siempre intentamos dar un cariño y un mimo para reconocer a quienes confían en nosotros”, remarcó.

“Es un ambiente mucho más suelto y no hay tanta burocracia, por lo que se hace más sencillo el funcionamiento. El alquiler es mucho más accesible que en otro restaurante donde están carísimos”, destacó.

Uno de los rincones de La Confitería del Club san Carlos, en Berisso / IG

Sobre uno de los principales costos para los restós, aportó que “los contratos de alquiler están por las nubes y, en algo tan cambiante como la gastronomía, es difícil porque a veces llenás el local y, en otras ocasiones, vienen solo dos personas”.

“Estamos compartiendo los gastos con el club. Es más accesible porque estamos afuera del corredor gastronómico. Contablemente, estamos ‘a la par’, ‘agarrados del mástil’ y tratando de comprar lo indispensable. Buscamos otorgar servicios y platos con lo indispensable, que es lo que la gente quiere. No hay que tener gastos al divino botón, porque es algo que queda ‘parado’. En el restaurante no podés tener la materia prima parada porque se termina perdiendo la calidad. Buscamos que el producto se renueve y, en la búsqueda de la excelencia, no se puede perder la calidad”, narró.

Respecto al grupo de trabajo, Juan Manuel contó: “Lo importante es tener grupos chicos, que es lo más conveniente. Busco algo familiar y, a pesar de que tengo una capacidad de entre 55 y 70 comensales, con un equipo más chico es más controlables y estamos más ‘arriba’ de los errores”.

“Todos los clubes están igual y en la misma temática. Estamos en un grupo gastronómico donde cada vez cierran más lugares. Hay que apuntar la antena a una variante diferente y que sea de excelencia. Los clubes subsisten con el esfuerzo y nosotros les damos una mano enorme al club. Apuntamos a un buen producto y a un buen servicio, asistiendo a las disciplinas del club y al público en general”, relató.

Gonzalo Benavides tiene a su cargo desde principio de este año los espacios gastronómicos de La Plata Rugby Club, en Camino Centenario entre 495 y 496, Gonnet. Se trata de la tradicional casona, a la que él ha bautizado el bodegón platense, y la flamante parrillita del Club, en el sector de las canchas.

Gonzalo, a cargo los espacios gastronómicos de La Plata Rugby / IG

“Ambos espacios están abiertos a todo público. La idea es dar de comer rico, a precios razonables. Todos los que pudieron venir a probar esta nueva propuesta ya vieron que los platos son súper abundantes, para compartir y muy ricos. El concepto de bodegón, con platos tradicionales pega mucho. Y la parrilla también. Ahí tenemos vacío, asado, brochettes, empanadas. Un poco de todo. Pancito rico, posibilidades de que la gente se lleve la comida a su casa y, también, el espacio está disponible para hacer eventos con menues que adaptamos a cada necesidad”, comentó.

ALGUNAS ALTERNATIVAS

En La Plata y sus alrededores existe una rica tradición de clubes que no solo sirven como espacios deportivos y recreativos, sino que también ofrecen una oferta gastronómica especial. Muchos de estos renovaron sus instalaciones para incluir restaurantes y bodegones que combinan la tradición culinaria con toques modernos.

Ubicado en Av. 60 entre 23 y 24, está el renovado espacio gastronómico del Club Brandsen. Con un ambiente familiar y tranquilo, ofrece una variada carta que incluye pastas, minutas, platos elaborados, ensaladas, sándwiches, ricos postres, vinos y tragos. Los socios del club disfrutan de descuentos especiales, y semanalmente se comunican promociones en sus redes sociales.

El Club Atenas, ubicado en Av. 13 entre 58 y 59, alberga un restaurante/parrilla que es un clásico platense. Con una fuerte presencia de la parrilla en su menú, también se destacan las pastas y las minutas. Entre sus platos más populares están el lomo a la pimienta y el panqueque con manzanas al rhum de postre.

Desde hace más de 25 años, el Club Tacuarí, situado en calle 64 entre 18 y 19, mantiene una alta calidad en sus preparaciones. Famoso por sus pastas rellenas, también ofrece carnes, ensaladas y pescados. Un atractivo especial es su patio lleno de plantas, ideal para cenar en esta temporada.

En calle 4 entre 37 y 38, la fonda del Club Mayo reabrió sus puertas en 2021. Ofrece platos generosos y caseros con toques contemporáneos, incluyendo minutas, carnes, pastas, sándwiches, ensaladas y tapas. Se destacan sus milanesas, con opciones como la milanesa americana y la milanesa de berenjena para vegetarianos.

La barra de la confitería de Villa San Carlos / IG

El restaurante que se encuentra en el Club Gutenberg, en calle 65 entre 4 y 5, es uno de los especializados en pescados, ofrece una amplia variedad de platos con pesca de río y de mar, como pacú a la parrilla, empanadas de yacaré y parrillada de mariscos.

Recientemente inaugurada, la confitería-restaurante del Club Villa San Carlos en Berisso, en Av. Montevideo esquina 25. Ofrece desde desayunos hasta cenas con platos de bodegón y un toque gourmet, incluyendo milanesas, pizzas, pastas, y platos de la casa como los sorrentinos de osobuco y vegetales. La especialidad es “la pesca del día”, con opciones frescas según lo disponible en el mercado.

En efecto, estos son solo algunos de los clubes de La Plata y la Región que tienen restaurantes. Como se mencionó, no solo son lugares de encuentro deportivo y social, sino que también se han convertido en referentes gastronómicos. Con menús variados y ambientes acogedores, estos restaurantes y bodegones ofrecen una excelente opción para disfrutar de la buena comida en la Ciudad.

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