VIDEO. Conmovedoras historias de platenses que crían niños sabiendo que no se quedarán con ellos
Edición Impresa | 31 de Mayo de 2024 | 01:18

Amor, responsabilidad, cariño, dedicación y vínculo, son solo algunas palabras que se podrían utilizar para describir a las “familias de abrigo”, esas que ponen a disposición todo de sí para el cuidado de un niño, niña o adolescente por un tiempo limitado, sabiendo que va a ser transitorio y en breve se irán. En La Plata hay muchas familias que ya vivieron sus primeras experiencias, y las cuentan con una enorme emoción.
Este viernes 31 de mayo se celebrará el “Día Mundial del Acogimiento Familiar”, una herramienta que nació para dar un lugar alternativo a niños que por alguna razón tienen violados sus derechos, por lo que el organismo estatal de Niñez dispone que deben ser preservados.
En la Ciudad, varias familias participan del sistema de tránsito. Coinciden en resaltar las emociones que les genera poder acogerlos al menos por un tiempo, con un cuidado y una dedicación como si fueran propios, mediante el programa que brinda MALU, una entidad de voluntariado social en hogares convivenciales. Surgió de un grupo de voluntarias y voluntarios que iban a los hogares y veían falencias. Concluyeron que el grupo familiar es el ámbito más apropiado para un niño, sobre todo los pequeños. Así, se reciben niños de hasta 4 años.
En todo momento, saben el rol y el lugar que ocupan. No son padres y madres para siempre de esos bebés o nenes, aunque los hacen sentir como propios. Un lapso de 180 días y un adiós que a veces, es doloroso, aunque es parte de la revinculación.
“Yo me enteré por una amiga, que adoptó dos nenes de este mismo sistema, que estuvieron abrigados en MALU y como siempre estuve vinculada con este tema, porque anteriormente fui voluntaria en Casa Cuna durante 14 años, me despertó el interés. Entonces, empiezo a averiguar y me anoté como familia de abrigo”, le contó Jenny Dillon a este diario.
Así, durante ese periodo, albergan a niños transitoriamente entre 0 y 4 años en un núcleo familiar. Residen en distintas viviendas y muchas veces comparten la tarea entre dos familias diferentes.
Es necesario aclarar la diferencia entre el acogimiento familiar y la adopción. El primer caso es transitorio, una solución de “medio camino” entre que el niño sale de su núcleo biológico a que el juez decida si vuelve a ese núcleo biológico una vez que estén resueltos los inconvenientes o problemas que lo llevaron a salirse o a que se ordene que salga.
Por otra parte, la adopción es el proceso definitivo, en el que se forma una familia definitiva, luego de que ha sido separado de su núcleo biológico.
“Nosotros al recibir al niño, tenemos que llevarlo al pediatra, hacer que si el organismo de niñez o el juez dispone que tiene que tener vinculaciones con algún miembro de la familia o con los adoptantes, también en ponerlo a disposición, cuidarlo como uno cuida a cualquiera de sus hijos cuando lo tiene consigo. Es decir, todas las responsabilidades que tienen los padres con sus hijos nosotros también las tenemos, aunque somos conscientes de que no somos padres. Algunos están escolarizados, hay que llevarlos al jardín. Los que tienen niños en las escuelas empiezan a participar de los grupos de chats del colegio y los llevan a los cumpleaños y le tienen que comprar los regalitos. Todas las mismas cosas que viven los nenes hasta los 4 años”, explicó en su experiencia Valeria Gordillo, quien también se sumó al programa.
A su vez, pese a marcar un rol fundamental, quienes están en el programa, tienen en claro su posición. No hay un derecho marcado. Las familias que se anotan, están al servicio de esta función y no toman partido ni en los expedientes judiciales, ni en las decisiones que se toman sobre el destino del niño o de la niña. Es decir, no son consultados y asumen este rol. Se trata de estar un poco “de costado”.
Gonzalo Manuele, también contó su experiencia. “Nuestro primer abrigo fue especial porque fue un abrigo muy cortito de unos días nomás, de un nene de dos años y monedas, pero creo que todos vamos a coincidir en la familia, que cada abrigo es distinto. De nuestra parte, abrigamos a un bebé de 25 días y a un nene de 4 años. En la particularidad de cada abrigo está esa experiencia distinta. Se ve tanto en cómo se hace con un nene de 25 días que se va con 8 meses, como así también todos los cambios que pasan en esos meses en un nene de 4 años que llega con todos sus miedos y sus desconfianzas a una casa de una familia que no conoce y que transcurre el tiempo y las transformaciones. Y cómo ese nene se transforma, se libera”.
Todo este recorrido empieza desde que se dicta la medida de abrigo hasta que sale la adoptabilidad o la revinculación con la familia. Y son varias las familias dentro de este programa.
“En mi experiencia, los chicos que tuve, que egresaron con familias, hicimos la vinculación con las nuevas familias. A partir de que se dicta la adoptabilidad, el jurado hace las entrevistas y una vez que ya eligen a la familia, empezamos la vinculación. En ese proceso es cuando le contás cómo es el niño, qué le gusta, cómo vive y después le contás tu experiencia y después ellos van a formar su propio camino con su hijo”, agregó Dillon.
Una de las cuestiones que tal vez más se necesita saber, son los requisitos que cada familia debería contar para acoger a un pequeño. Hay exámenes psicológicos y también varios informes ambientales en donde se realiza una inspección de cómo vive la persona que presenta esta solicitud, las condiciones de seguridad respecto al niño y varias cuestiones más.
“Nosotros pasamos por los mismos exámenes o muy parecidos a los que se les hacen a las familias cuando pretenden adoptar y a su vez, nos dan muchas capacitaciones para ser conscientes de cuál es el rol que tenemos que ocupar. Esta ONG tiene un equipo técnico que se ocupa de eso también. Se puede abrigar una persona sola de cualquiera de los dos géneros como de parejas de un mismo o de distinto género. En MALU hay diversidad de familias con diversidad de composición y eso funciona muy bien, porque uno no sabe cuál es el camino próximo”, apuntó Gordillo.
A su vez, se genera mucho la pregunta de si una familia de abrigo debe ser una pareja, si una persona sola puede abrigar. Familia es un concepto amplio según esta mirada. “Si ustedes conocieran a las familias que formamos MALU. Esa diversidad está, con chicos grandes como nosotros de 19 y de 22 años, con chicos más chicos, sin chicos, chicas solas, parejas del mismo sexo. O sea, la diversidad forma parte de las familias y forma parte de las familias de la ONG”, manifestó Manuele.
Sobre el tiempo que un niño o niña se queda junto a sus padres transitorios y quién lo decide, Gordillo explicó que “la ley y el sistema están pensados para que esto sea transitorio”. ¿Qué quiere decir? Que es por un plazo breve. Es la situación aguda que se quiere cortar de la vulneración de derechos para tomar la decisión definitiva: o que vuelva a su casa o que vaya con una familia adoptiva.
El sistema está pensado para 180 días que es lo que está previsto, aunque pueden prorrogarse en algunos casos, pero no está previsto para que hagan abrigos demasiado largos. En La Plata, el promedio de la resolución de estos casos es bastante mejor que en otras jurisdicciones, sostienen.
El momento de la despedida, tal vez sea doloroso. Aunque, los adultos se preparan. “Es un poco lo que pasa con un viaje, que es muy lindo, vos lo disfrutás un montón, pero no deseás quedarte a vivir ahí, sino que la mayoría de las veces uno viaja y vuelve a su vida”, surgió en la charla con voluntarios.
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