Escuelas y jardines de la Región siguen en la mira de ladrones y de vándalos
Edición Impresa | 13 de Junio de 2024 | 03:02

Los malvivientes volvieron a dejar en las últimas horas huellas de su paso en dos robos –uno contra un jardín de infantes y otro contra un colegio secundario- para seguir enhebrando así una indefinida seguidilla de ataques delictivos contra institutos y comunidades educativas de nuestra ciudad.
El robo de material didáctico, de muebles, artefactos electrónicos y de otros bienes propios de esos establecimientos –computadoras y distinto material didáctico- así como los destrozos edilicios, siguen siendo así otro clásico de la delincuencia platense, favorecida por la escasa, por no decir nula, prevención policial existente para combatir esta modalidad tan dañina.
Desde luego que, frente a estos datos de la realidad, está fuera de discusión la razonabilidad de le asiste al pedido que las distintas comunidades educativas le vienen formulando a las autoridades, para que la Policía ponga un especial celo en la custodia de los edificios escolares.
El primero de los casos mencionados se registró en el jardín de infantes “Casa del Niño”, ubicado en Diagonal 115 entre 42 y 42 bis. El ingreso nocturno de delincuentes fue advertido por docentes que llegaron por la mañana al edificio y advirtieron que había sido violentada la puerta principal de entrada.
De inmediato se detectó un gran desorden en el interior y el robo de un televisor de 42 pulgadas, de una multiprocesadora con varios elementos, tres estufas eléctricas, una estufa de tiro balanceado, un ventilador y un parlante grande con micrófono. Los ladrones se llevaron también una PlayStation, cuatro paños de cortinas, un grabador, una pava eléctrica y dos alargues de 30 metros cada uno, según detallaron. Como saldo habitual, aludieron a destrozos constatados en el edificio, en especial roturas en cerraduras, puertas y ventanas.
El segundo episodio tuvo como víctima al Centro Educativo Nivel Secundario Nº 458, ubicado en 1 y 38 frente a la plaza Alsina, que también sufrió el robo de material didáctico, de dos netbooks y un termómetro digital. Si bien no se registraron daños conexos, sí quedó en claro que para ingresar al establecimiento los delincuentes hicieron un boquete en una de las paredes exteriores del establecimiento.
Como se ha dicho en esta columna, tanto las escuelas como los templos de todas las religiones, las sedes de clubes y otros lugares de uso común no deberían quedar expuestos e indefensos frente a robos, daños y a los eventuales riesgos que causan los muchos actos vandálicos que se registran en la zona.
Sin embargo, sigue pareciendo sustantiva la necesidad de que se inculque una mayor educación en todos los sectores de la población, destinada a que exista cabal conciencia sobre el trascendente valor que representa una escuela, un jardín de infantes y toda sede de uso común.
Ello sin perjuicio de demandar que una mayor seguridad se convierta en realidad para toda la población, asediada desde hace mucho por una delincuencia desatada, irracional y violenta.
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