Fue, por lejos, la peor versión del ciclo Méndez porque juntó falencias en todas las líneas

Sintió las dos ausencias (en defensa), aunque nada lo exime de la severa crítica. El rendimiento fue flojísimo y la respuesta anímica, también

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Martín Mendinueta

@firmamendinueta

Después de una larga espera, Gimnasia volvió a la competencia oficial y defraudó por completo.

Vacío de juego asociado y endeble a la hora de mostrar una reacción anímica, el equipo dirigido por Marcelo Méndez mostró, por lejos, su peor versión.

Un partido de ribetes modestos alcanzó para que Independiente Rivadavia pudiera construir la victoria que tanto necesitaba. Al ciclo de su poco conocido entrenador, Martín Cicotello, le faltaba un triunfo como para tranquilizar al público “leproso”. Y Gimnasia hizo todo para que eso ocurra. En ningún momento de la extensa noche (el partido estuvo interrumpido durante ocho minutos por lainvasión de una decena de hinchas ante la vergonzosa inacción policial) el Lobo fue feroz. No lo fue para defender y, mucho menos, para atacar.

Las ausencias de Morales y de Colazo no alcanzan para justificarlo visto. Debido a la chatura (individual y colectiva) que le sobró y a la enjundia que le faltó, perdió con total justicia.

paupérrimo primer tiempo de un Lobo incapaz de cuidar el balón

La imagen que dejó el equipo de Marcelo Méndez sólo causó bronca entre sus hinchas.

El nivel más alto de su impotencia lo evidenció en la zona media, donde jamás pudo utilizar con criterio y precisión la tenencia de la pelota.

Sin jugar en gran nivel, el local fue superior y, al menos, generó un par de situaciones concretas de peligro.

Lo hecho por los mens sana invitaba (casi que obligaba) a realizar cambios de nombres, aunque eso recién ocurrió mucho más tarde, en la segunda mitad del complemento.

El Pata Castro fue uno, de ninguna manera el único, de los que fracasaron en el intento por imponer condiciones en la mitad de la cancha. Hasta que no lleguen más refuerzos, la conformación de la línea media amerita una revisión.

El DT también se equivocó al demorar tanto las variantes

Desde el tramo inicial de las acciones fue sencillo advertir todo lo que le faltaba a Gimnasia. Sin embargo, el entrenador uruguayo tardó una enormidad en hacer cambios y dar una señal de ambición.

Los ingresos de Garayalde y Zalazar pretendieron edificar un repunte con mejor postura en tres cuartos de cancha, pero el plan careció de sustento.

Gimnasia está perdiendo un tiempo que vale oro en el mercado de pases. Empezó de la peor manera la competencia y todavía falta bastante para conocer la conformación definitiva de su plantel.

El reinicio sólo dejó quejas. Falló en cada una de las facetas del libreto y también lo hizo su DT, quien sembró buenas expectativas. Ahora, la urgencia para reivindicarse trepó alto.

 

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