VIDEO. El clásico dejó múltiples postales rojas y blancas
Edición Impresa | 29 de Julio de 2024 | 04:24

La ciudad volvió a tener un domingo diferente por una nueva edición del clásico, ese partido que Pinchas y Triperos viven con intensidad desde el mismo día del sorteo. Los antecedentes, con resultados por debajo de las expectativas, de uno y del otro, lejos estuvieron de restarle pasión a una pulseada que en las horas previas certificó su rica historia con manifestaciones populares que estuvieron dirigidas a reforzar el ánimo de los equipos que por la tarde entraron a UNO bajo la conducción de Eduardo Domínguez y Marcelo Méndez.
El predio deportivo de City Bell, punto de partida para los albirrojos, recibió la visita de una multitud, que le brindó un fuerte respaldo al equipo, que en el trayecto recorrido hasta la cancha recibió muestras de afecto y un recibimiento efusivo cuando el ómnibus ingresó al “anillo del clásico”, sector en el que debió bajar la velocidad a paso de hombre, permitiendo a los jugadores ver con sus propios ojos el ambiente único que puede generar un clásico platense.
El festejo de los hinchas de Estudiantes fue total durante y después del partido / Sebastián Casali
Sin la posibilidad de concentrarse en Estancia Chica, para evitar complicaciones propias de una obra que ya había complicado la estadía del plantel albiazul antes del partido contra San Lorenzo en la fecha anterior, el viaje del Lobo fue más breve que de costumbre, porque debió unir el hotel donde se alojó, sobre la calle 6, hasta el estadio del rival que esperaba encendido con una multitud de fanáticos por la ventaja que en los tiempos que corren tiene el local ante la prohibición de los hinchas visitantes.
La toma aérea de uno minutos antes del inicio del partido. Más de 32 mil personas / Iván Campos
Antes que ambas delegaciones ingresaran a los vestuarios, las tribunas estaban colmadas por socios de Estudiantes que agotaron las entradas para ocupar cada uno de los sectores del estadio Jorge Luis Hirschi, el cual se mostró a full para darle marco a un partido único, ese que impacta hasta en los platenses que están más allá de un club y del otro.
Globos rojos y blancos en la tribuna de 55 para recibir a Estudiantes
La entrada del Pincha fue verdaderamente espectacular, con una larga ovación que bajó desde las tribunas, en el marco de un verdadero show, con explosivos, papeles y humo que desplegaron prácticamente una alfombra multicolor, sobre la cual los Triperos avanzaron escuchando una estruendosa silbatina.
En este contexto, el público local empezó a reforzar su aliento en los jugadores referentes del plantel, esos que protagonizaron en forma directa los últimos títulos ganados en el ciclo de Eduardo Domínguez, y uno en especial: Santiago Ascacibar.
En la tribuna de la calle 57 no cabía un alfiler / Fotobaires
El Rusito, con antecedentes de sobra para ser foco del cariño de la gente, en este caso tuvo un motivo especial: el encontronazo que tuvo con Leonardo Morales, capitán de Gimnasia, en una conferencia de prensa organizada por la Liga Profesional para calmar los ánimos que en definitiva no hizo más que calentar más el clásico.
La agresividad para con Morales, a raíz del referido episodio, se hizo sentir ni bien el marcador pisó la cancha, tanto para el calentamiento como para jugar el partido, y copó el ambiente cuando debieron juntarse en el medio de la cancha con el árbitro Facundo Tello para, moneda de por medio, elegir arco y quien se encargaría de mover la pelota para poner en marcha el clásico número 169.
Los hinchas mostraron un telón con todas sus copas en la platea de calle 1 / Sebastián Casali
Los capitanes, que había tenido un duro entredicho en el final del mano a mano anterior, no se dieron la mano para saludarse. Con todos los ojos depositados en ellos, intercambiaron banderines, como es tradición, aunque sin apretón de mano, porque en realidad Ascacibar y Morales ni siquiera se miraron.
El primer tiempo, adentro del campo de juego, transcurrió sin que el equipo estudiantil pudiera hacerse eco del clima exterior, lo cual corrigió en la etapa complementaria, con goles de referentes como Ascacibar, Guido Carrillo y José Sosa, aquellos ovacionados a primera hora por su pasado y presente en el club.
Dale León, el grito en la platea / Seba Casali
El gol de Ascacibar tuvo un efecto especial, por lo ocurrido con Morales, y quedó en claro por el grito del esforzado volante y por los hinchas que a partir de esta anotación vivieron una tarde que se hizo noche en las calles de la ciudad, con bocinas y banderas que empezaron a flamear en vehículos ocupados por hinchas que, sin posibilidades de ingresar al estadio, se sumaron al festejo que en las tribunas se extendió más de lo habitual, por tratarse del clásico y porque en 57 y 1 Estudiantes no le ganaba a Gimnasia desde 2005, con el recordado gol de José Luis Calderón a Navarro Montoya.
Verón vio el partido en la Boca del túnel / Seba Casali
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