¿A dónde está Loan? Un sendero misterioso y una tapera, las últimas incógnitas del caso

A la causa por la desaparición de Loan Peña (5) en Corrientes, de quien no se tienen datos desde hace 21 días, no le falta absolutamente nada. Muchas mentiras, muchas verdades a medias, un comisario turbio y hasta un cura que le dio abrigo y ahora lo corrieron de escena, se supone, por una orden que llegó desde el más allá.

Obviamente no podemos olvidarnos de los detenidos, de Laudelina y de la abuela Catalina. También de los padres del menor, del hermano mayor, de Camila, la prima, y hasta el nuevo equipo de abogados de la familia, encabezado por el mediático Fernando Burlando.

Hubo peritajes de todo tipo, entrecruzamiento de llamados, rastrillajes a cielo abierto, perros, drones, policías, gendarmes, prefectos, rescatistas, bomberos y funcionarios del más alto nivel del país, pero aunque cueste creerlo, apareció en el caso un sendero misterioso, con conexión a la ruta 12, y una tapera, que se presume pudo ser el lugar donde el nene estuvo cautivo.

También encontraron una toalla con sangre, que será examinada para cotejo de ADN.

En la precaria construcción, donde incluso apareció la zapatilla que se dijo pertenecía al nene, no se levantaron rastros. Y eso que está conectada -por un camino- con el naranjal al que fue Loan y con la citada autovía.

“Estoy seguro que a la criatura la agarraron antes de llegar al naranjal, pasaron una tranquera y fueron a la tapera. Donde está la tapera, más alejado, está la casa de Paniagua, familiar de Benítez, y después la ruta 12”, indicó Burlando.

Es decir, para la querella, Benítez llevó a Loan a un camino contrario al de regreso que conduce a la casa de la abuela Catalina y alguien que vino desde la ruta 12 se lo llevó en la misma dirección.

“Vamos a mandar el video a la jueza y pedir que lo puedan peritar. La verdad es que no hay inteligencia seria, no se está buscando a Loan. Solo se está trabajando en generar un imputación, ver que pasa con las pericias, con los teléfonos, ver lo que ya estaba. Se necesita intensidad laboral”, concluyó Burlando.

Mientras tanto, Catalina, de 87 años, sostuvo que reza día y noche para que su nieto aparezca, sano y salvo.

“Lo veo caminar al chiquito”, contó la abuela del menor.