Lloren, chicos lloren
Edición Impresa | 7 de Julio de 2024 | 02:51

Las vacaciones, viajes de egresados, cumpleaños o cualquier evento que involucre a uno de sus hijos puede poner en jaque, o por lo menos hacer tambalear, el presupuesto de una familia. Y eso, claramente, genera estrés.
“Los chicos tienen un patrón de consumo que es seguido por agencias de publicidad, para las cuales son un objeto de marketing directo”, dice el psiquiatra Diego Sarasola, por varios factores: “Tienen mayor disponibilidad económica que hace 20 o 30 años, mayor capacidad de insistencia, menos tendencia a la frustración y padres que, en general, ya no saben marcar mucho ese límite. En mi opinión, es casi como la tormenta perfecta”.
Citando la obra del filósofo coreano Byung-Chul Han, que, entre otras tantas cosas, asegura que “bajo la presión de tener que trabajar hoy nos hemos olvidado de cómo se juega. El ocio sólo sirve hoy para descansar del trabajo. Para muchos el tiempo libre no es más que un tiempo vacío, un horror vacui”, el psicólogo Mel Gregorini pone la lupa en “la excesiva necesidad de consumo que hay entre los chicos”, cada vez más fragmentado por edades.
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