Realeza olímpica: los looks de los monarcas en París

Vestidos con camisetas oficiales y participando activamente en las gradas, rompieron con la formalidad tradicional al compartir selfies y momentos espontáneos en las redes sociales

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Por VIRGINIA BLONDEAU

vivirbien@eldia.com

Será tiempo de balance para los atletas y los organizadores de los Juegos Olímpicos. La llama se ha apagado en París y volverá, dentro de cuatro años, a encenderse. Nos toca a nosotros también hacer un último análisis de los mayores aciertos y algún desconcierto en la asistencia de los miembros de las casas reales al encuentro deportivo mundial más significativo.

Tal vez por lo informal de la ocasión, por la edad de los participantes o por tratarse, en definitiva, de una competencia sana y ejemplificadora, fueron los miembros más jóvenes de las familias reales los que se destacaron en esta ocasión.

Los reyes de España, los de los Países Bajos, los de Bélgica y los grandes duques de Luxemburgo estuvieron presentes en los actos de inauguración con el presidente francés Emmanuel Macron pero quienes lideraron la “hinchada real” desde las gradas fueron Leonor y Sofía de España; Amalia y Alexia de los Países Bajos; Elizabeth, Gabriel, Eleonora y Emanuel de Bélgica, y Félix, Sebastián y Alejandra de Luxemburgo. Es a propósito que elegimos solo poner sus nombres y no sus títulos ya que en París fueron unos espectadores más, sin artificios, con las camisetas oficiales de sus respectivos países y dejando la garganta en cada partido al que asistían.

 

Las selfies han sido tema de debate dentro del ámbito comunicacional de las monarquías

 

Y lo más curioso es que toda esta actividad pudimos seguirla a través de las redes oficiales de cada monarquía. Decimos que es curioso porque las imágenes que solemos ver en las comunicaciones oficiales son muchos más formales. Es cierto que a veces Máxima se desmelena o el rey Felipe VI rompe el protocolo, pero que en sus posteos de Instagram nos muestren una reina sufriendo por la derrota o a una princesa abrazada como una fanática más con un equipo de baloncesto no es tan común. Y lo que es aún menos común que publiquen sus propias selfies. Está de más decir que suponemos que, al igual que cualquiera de nosotros, los reyes y sus hijos se sacarán, en al ámbito privado, miles de selfies. Las gradas de los estadios olímpicos no fueron la excepción pero por primera vez, las han publicado en sus redes oficiales. E, incluso, han accedido a sacarse selfies con todo aquel que se los pidiera.

Aunque a los lectores les suene una obviedad, las selfies han sido tema de debate dentro del ámbito comunicacional de las monarquías. El rey Carlos III, por ejemplo, las detesta y ni él anda con un teléfono sacándose fotos ni acepta posar con otras personas. La reina Camila es un poco más flexible y alguna vez ha accedido pero se nota su incomodidad.

Máxima, a pesar de su simpatía, suele ser reacia a tomarse selfies con otras personas contrariamente al rey Guillermo Alejandro que suele pedir la cámara y obturar él mismo, con su altura y largos brazos, condición fundamental para una buena toma.

La reina Máxima, el rey Guillermo y la princesa heredera, Amalia / Web

En España Letizia más que Felipe suele aceptar posar para las selfies y a los reyes de los belgas los vimos contadas veces romper con el rígido protocolo. En ese sentido, son los monarcas y herederos de las monarquías escandinavas como, por ejemplo, el rey Federico X de Dinamarca a quien más se ve disfrutar sin problemas de sacarse selfies con el público que va a verlos a los actos.

El principal obstáculo para que los miembros de las casas hayan evitado este tipo de fotografías es la seguridad. Sacarse selfies implica un acercamiento a otra persona y hay actos en que, por más medidas que se tomen, pueden correr riesgos. Sin embargo, las princesas y príncipes que hoy rondan los 20 están inexorablemente cambiado la manera de comunicarse y entienden el poder de las nuevas herramientas y tecnologías.

 

Reyes de España, Países Bajos, Bélgica y los duques de Luxemburgo dijeron presente

 

Todos sabemos cómo hacerse una selfie(la Real Academia Española prefiere esta grafía aunque también da como válido el anglicismo selfie) pero pocos conocen su historia. Diremos para comenzar que viene del inglés self-portrait cuya traducción es “autorretrato” y que la primera selfieque se conoce, aunque no se la llamó así, data de 1839 y fue el fotógrafo Robert Cornelius quien se la tomó. Cornelius tuvo que estar quince minutos parado frente a la cámara para que la lente lograra tomar su cara.

Ni las princesas de Orange ni la de Asturias pueden vanagloriarse de ser las primeras adolescentes royal en tomarse una selfi. Cien años se les adelantó la gran duquesa Anastasia Romanov, hija menor del último zar de Rusia. Los Romanov eran muy aficionados a la fotografía y no solo posaban para los clásicos retratos de estudio sino que plasmaron divertidas escenas familiares. Anastasia, en uno de sus experimentos con la cámara, se plantó frente un espejo y se sacó la primera selfie real de la historia.

De George Harrison y de Frank Sinatra hay selfies famosas en el siglo XX pero fue con el advenimiento de los teléfonos inteligentes con doble cámara que la práctica se puso de moda. Y si hablamos del boom de las selfies grupales, el puntapié inicial lo dio Ellen de Generis en la conducción de la ceremonia de los Oscar cuando bajó a la platea y le propuso a las megaestrellas de las primeras filas el desafío de tomarse una foto grupal que fuera la más retuiteada de la historia. Bradley Cooper fue elegido para hacerla por tener el brazo más largo y participaron Jennifer Lawrence, Kevin Spacey, Angelina y Brad (aún en pareja), Meryl Streep y Julia Roberts, entre otros. El momento fue memorable y antes de que la ceremonia finalizara la foto había superado los dos millones de retuits y aún hoy es una de las imágenes más viralizadas. Y lo más importante es que, a partir de ese momento, todos quisimos hacernos en cada encuentro con amigos “una selfie como la de los Oscar”.

Diez años y mucha agua bajo el puente ha corrido pero por fin las casas reales han abierto las compuertas para publicar selfies tanto de ellos como con otras personas ¿Habrá sido una concesión por los Juegos Olímpicos o los miembros más jóvenes de las familias reales están imponiendo un estilo más descontracturado en la rígida comunicación institucional? Lo sabremos pronto, cuando regresen de sus vacaciones y retomen la agenda. Esperamos no tener que esperar a Los Ángeles 2028, próxima sede y edición de los Juegos, para ver la versión más simpática y cercana de los monarcas europeos.

 

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