Cada vez hay más “degenerados”

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Alejandro Castañeda

afcastab@gmail.com

“Pareciera que la Quinta presidencial no es un lugar donde hayan pasado cosas lindas”, le dice Zulema Menem a La Nación. Habla desde su propia experiencia, sin dejar de mirar de reojo lo que trascendió ahora, con un Alberto Fernández que puso la estadía del riojano a la altura de una salita rosa. Se supo: mientras abrazaba un súbito feminismo de circunstancia, Alberto buscaba otros escondites para seguir cosificando señoritas. Y tiene razón Zulemita. El poder y el sexo casi nunca se han llevado bien en esa engañosa mansedumbre. En los jardines presidenciales, las trampas, más que la banda y el bastón, son parte de una simbología que allí adquiere real legitimidad. La oferta de visitas debe ser tan cuantiosa, que desear será obligatorio. Zulema evoca hoy las andanzas de un padre que como no pudo convencer de que su esposa se mudara, llamó al ejército para que la sacara. Menem, por eso, es un modelo político para Milei y un ejemplo inspirador para Alberto.

Las audiencias extraoficiales de Fernández parecen ser incontables. Va a ser difícil encontrar otro primer mandatario que haya atendido tanta gente en paños menores. Tenía tres residencias para ubicar sus instalaciones amorosas: el departamento de Puerto Madero, la Casa Rosada y la Quinta de Olivos, lugares donde el consentimiento está implícito. Zulemita en sus declaraciones trata de ser parca y discreta con su donjuanesco padre, pero no niega de sus constantes encuentros con mujeres a las que se las invitaba una vez y después se invitaban ellas mismas. Alude sin entrar en detalle a lo que sucedía en esos contornos bucólicos donde puertas adentro el poder se ejerce de manera festiva. Por supuesto, contaba con la discreción cómplice del personal de la casa, que vio más de lo que dice, un batallón de ayudantes que al ingresar juran ante la biblia borrar recuerdos y distraer miradas.

Fue una semana donde el presidente Milei pudo ejercer a fondo sus arranques furiosos. Los “degenerados fiscales” le hicieron una zancadilla. Y los degenerados legisladores le pegaron un par de bofetadas, menos gravosas por supuesto que las que usaba Alberto para decorar la coreografía ruin de esa perversa convivencia.

Las jubilaciones y los giros a la SIDE permitieron que asomen la cabeza los que no coinciden con sus postulados y modales. Las votaciones terminaron entreabriendo un frente tormentoso de difuso pronóstico. Hoy, ¿con quién se puede acordar algo? Los partidos políticos, ya fueron. La realidad muestra la existencia de una fragmentación política tan extendida, que hasta plantea dudas sobre la verdadera identidad de cada bloque. Todas las semanas aparecen nuevos degenerados con distintas camisetas. Los legisladores se han transformado en cuentapropistas que reman en soledad en un mar revuelto donde se negocia hasta el saludo.

Los aliados de Milei ahora tambalean desde un no lugar, porque temen que el presi saque del galponcito su motosierra. Le prohibió a Fátima Flórez que lo imite en el escenario. Pobre Fátima, ya ni puede hacerle mimos al muñeco. Su show lo va a extrañar, porque el presi en versión paródica era uno de sus personajes más aplaudidos. Pero, para demostrar que no va contra las vedettes, le sumó un Yuyito al menú frugal de sus sentimientos. Aunque Zulemita recordó que también a la hora de elegir acompañantes, su padre fue un precursor. Porque le dejó, no sólo un modelo de gobierno, sino hasta un Yuyito recién florecido que al parecer habría alegrado algunas nochecitas del príncipe de Anillaco. En aquel entonces los encantos rotundos de la vedette mejoraban el nivel del cupo femenino de un mandatario que cada noche repasaba en la cama la fórmula del “uno a uno”. Y Zulema insiste: “También en eso, en elegir a Yuyito, papá le ha ganado”, exaltando las hazañas amorosas de un padre al que ella honra y glorifica, aunque habrá dejado varios hematomas en el corazón de esa mami mudable y expulsada.

Se acerca Santa Rosa: volcanes activos, incendios feroces a unas cuadras del centro, trombas marinas, aludes tremendos. Como dice el mexicano Juan Villoro: “El vértigo ha dejado de estar en las profundidades. Hay que tomar lecciones de abismo para habitar esta superficie”.

Los “degenerados fiscales” le hicieron una zancadilla. Y los degenerados legisladores le pegaron un par de bofetadas

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