Impunidad vial: los autos en la Región convertidos en un arma mortal

Edición Impresa

El drama de las muertes causadas por distintos incidentes viales en la Región no se detiene. Horas atrás falleció una joven de 19 años en otro episodio trágico, ocurrido en 137 entre 525 y 526. La chica iba como acompañante en una moto que chocó con un auto y así se convirtió así en la décima víctima fatal en el mes de agosto. No cabe sino decir que las autoridades responsables -tanto políticas como judiciales- debieran reaccionar con acciones eficaces y enérgicas. o las calles seguirán siendo escenarios de una catástrofe a cuenta gotas.

Se dijo en ediciones anteriores que en agosto se perdieron más vidas en los tres municipios por la desaprensión de los conductores que por la violencia ejercida con la finalidad de robar. En lo que va del año son 39 los muertos en el Gran La Plata y este diario detalló en su momento cada uno de esos lamentables incidentes viales.

Muchos suponen que las formas de matar se limitan a las de usar un revolver, un puñal o cualquier otro medio contundente para eliminar a una persona.

El interrogante sería entonces el siguiente: ¿un vehículo que circula por una calle, avenida o ruta a altísimas velocidades, superiores a las máximas permitidas, y que cruza los semáforos con luz roja, no se convierte en un arma mortal?

Y el conductor que actúa así, que juega con la vida de los demás a suerte y verdad, ¿no se convierte en un homicida? Se suelen hacer picadas en muchos lugares, mientras los infractores cambian de sitio porque saben que transgreden la ley.

Se preparan autos, motos y otros vehículos para que en las calles y rutas que son de uso común transiten a velocidades muy altas, sin ningún tipo de preocupación por la vida de terceros. Y claro, las picadas se hacen de noche porque saben que a esas horas el control disminuye.

Se está frente a una epidemia de los que son mal llamados accidentes de tránsito, porque en realidad la mayoría de ellos son consecuencia de decisiones adoptadas por no pocas personas qué conocen, perfectamente, cuál puede llegar a ser la consecuencia de transitar una zona poblada a más de 100 kilómetros por hora y cruzar una luz roja.

Y se habla de actitudes que van más allá de la imprudencia, que ponen en riesgo vidas ajenas y las suyas propias. Esos conductores no ignoran las consecuencias que pueden acarrear.

También se dijo hace pocas jornadas en estas columnas que lo que corresponde es que de una vez por todas cesen las diferencias entre las sanciones para quienes matan con un automóvil de quienes lo hacen con un arma. Una cosa es medir las consecuencias de un accidente de tránsito involuntario, en el que los conductores se ven de pronto frente a una circunstancia inesperada o azarosa, y otra –muy distinta- la que plantea el conductor que supone que está en Indianápolis o en Monza, cuando en realidad circula por la vía pública y sabe que con su accionar irresponsable puede matar.

Es conocido asimismo que la Justicia no está de acuerdo y entonces las sanciones son menores. La Justicia cree que el conductor que lleva su vehículo a una altísima velocidad carece de comprensión para entender que si choca, si embiste a otro automotor o a un peatón, va a causar muertes o, en el mejor de los casos, gravísimas lesiones. Y de esa interpretación salen los fallos de los tribunales.

También es cierto que deben aplicarse multas con valores muy altos a los infractores y accionar judicialmente ante la falta de pago, en casos de transgresión a los límites de velocidad o falta de acatamiento a las señales de tránsito. Tal como ocurre en muchos países, el retiro del registro a los reincidentes o la suspensión definitiva para conducir automotores son medidas que deben ser puestas en práctica sin hesitación alguna. En esta acción tienen responsabilidad los tres municipios de la Región.

Los convidados de piedra de esta historia son los habitantes de la Región, víctimas no sólo de conductores peligrosos y letales, sino también de la permisividad y de la levedad de las sanciones que, en algunos casos, llegan a ser sólo simbólicas. Es probable, como también se ha dicho en estas columnas, que quienes matan con un vehículo tengan mayor facilidad para acceder a abogados, que quienes asesinan con un arma cometiendo un robo.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE