Atacar siempre no alcanzó para asegurar el éxito
Edición Impresa | 21 de Septiembre de 2024 | 02:22

Por MARTIN MENDINUETA
Esfuerzo sin recompensa. Gimnasia buscó en todo momento el gol que le permitiera escriturar la victoria que mereció, aunque eso no fue suficiente para que sus hinchas pudieran disfrutar el final que tanto esperaban.
El Lobo intuía que el partido se iba a parecer bastante a una batalla durísima y no se equivocó. La disciplina táctica y el rigor físico que consigue el Ogro Fabbiani de sus jugadores es un punto como para describir con tonalidad de indiscutido elogio.
Riestra juega a romper absolutamente todo lo que intente generar su oponente, sin importarle nada de nada las formas, la estética ni el buen gusto.
Con gran estado atlético y convicción militar, los que vistieron de negro apelaron sistemáticamente al pelotazo a dividir con los zagueros locales. Si la pelota estaba picando era mejor para darle de volea y ganar cuarenta metros alejándola de su zona de riesgo. El tema a considerar también es que Gimnasia, que fue superior y mostró algunos atributos técnicos que entusiasmaron a sus fieles, se equivocó mucho en los últimos metros del campo.
FALTÓ PRECISIÓN Y CALMA PARA OFRECER LA MEJOR RESOLUCIÓN
La falta de precisión y de serenidad en el momento de definir desde posiciones ventajosas adentro del área rival quedó en evidencia y se subraya como una carencia que limita el crecimiento que está experimentando el equipo.
El director técnico Marcelo Méndez es quien más claro tiene el diagnóstico sobre la formación que ha conseguido ordenar para el beneplácito de los hinchas.
Desnudo de brillo, aunque con una postura colectiva que despierta confianza y, a la vez, siembra optimismo, este Lobo utilitario espantó los fantasmas que tanto lo inquietaron en aquella seguidilla de resultados adversos.
El desarrollo de las acciones estuvo en permanente tensión y eso ayudó para encontrarle atractivo. No hubo pelotas sin valor y, por eso, la lucha se advirtió siempre en cualquier sector de la cancha.
Gimnasia quedó en deuda, pero de ninguna manera defraudó. Son conceptos diferentes. Tuvo saludable actitud, firme decisión para atacar y hasta supo construir unas cuantas combinaciones seductoras. Sí falló en la terminación de sus intentos y allí es donde tiene que profundizar su tarea de pulido el cuerpo técnico.
Mientras continúa esperando las definiciones que merece recibir cuanto antes, relacionadas con el esperado cruce ante Boca por cuartos de final de la Copa Argentina, Gimnasia debe encontrar la manera de aumentar su capacidad goleadora.
Ayer no estuvo Norberto Briasco y fue un atenuante, pero tanto Matías Abaldo como Rodrigo Castillo arrastran un déficit palpable en su relación con la red adversaria.
Párrafo aparte se necesita para la persistente incapacidad de David Zalazar a la hora de aprovechar las buenas oportunidades que ha tenido para anotar.
Pintado y Abaldo arman la sociedad que le aporta más peligro a todo el juego mens sana
Con 22 puntos y por ahora ubicado en el noveno puesto de la tabla, Gimnasia ha encontrado un nivel de estabilidad emocional que tiene directa relación con valoradas aristas de su funcionamiento.
Claramente alejado del fondo de las posiciones y a una distancia razonable de la cima, ha crecido en orden mejorando sensiblemente su nivel de ambición.
Cortito y al pie: Con el uruguayo Méndez ataca bastante más de lo que lo hizo durante el ciclo tutelado por Leonardo Madelón.
La próxima excursión a Lanús será brevísima y necesitará retoques que lo sigan elevando en su propuesta. De todos modos, el mayor interés en lo que resta de la agenda competitiva se posa en la recta final del torneo que desea ganar.
Pase lo que pase, Gimnasia empezará el próximo almanaque con el entrenador que hoy lo dirige. Ese dato describe en si mismo la tranquilidad que supo encontrar cuando decidió contratarlo.
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