“Porno y helado”: traiciones, canciones y panchos en la vuelta del trío

Los adorables perdedores de Piroyansky la vuelven a pasar mal en la segunda parte del suceso cómico de 2022, que redobla la apuesta por el absurdo

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Vuelve “Porno y helado”, y vuelve recargada con canciones, parodias, traiciones, sectas rolingas y “satispanchos”: la segunda temporada de la creación de Martín Piroyansky ya está disponible en la pantalla de Prime Video, tras convertirse en una de las grandes sorpresas televisivas con su primera temporada, en 2022

“Fue una sorpresa total la respuesta de la gente: no lo esperaba”, reconoce el platense Nachito Saralegui, ladero en la serie, junto a Sofía Morandi, de Piroyansky. El actor dirige y protagoniza la historia de Pablo, un pibe algo ególatra que no quiere dejar de ser un pibe, y que forma una banda solamente por celos, sin saber mucho de música. Saralegui, el buen Ramón en la ficción, ofrece el talento musical que le falta a Pablo. Morandi es la inescrupulosa manager.

Es la historia musical de un grupo de adorables perdedores, narrada desde el absurdo, otro tipo de humor al que acostumbran las producciones argentinas en la pantalla, que gana tracción a medida que una nueva generación gana protagonismo. “Este humor es lo que me sale, la mezcla de todo lo que consumí. ‘Cha Cha Cha’, ‘Community’”, dice Piroyansky al respecto, en diálogo con EL DIA. “Me alegra que haya un público que lo festeje”.

“Me cuesta tenerle fe a las cosas que hago, y la verdad, fue una sorpresa el éxito de la primera parte. Pero esta temporada estoy un poco más tranquilo: me gusta, por primera vez puedo decir que estoy presentando algo que me gusta”, adelanta Piroyansky.

La primera temporada terminó con el impensado acceso a cierto éxito para la banda, Los Débiles Mentales, pero en esta segunda parte las cosas se enrarecen mucho más: hay una secta rolinga que fabrica panchos, entre muchas otras fugas hacia lo bizarro. Justo cuando lo rolinga vuelve a la escena.

 

Es la historia musical de un grupo de adorables perdedores, narrada desde el absurdo

 

Es casualidad, dice Piroyansky: los guiones se escribieron en 2022. Y explica: “Me crié en Flores: era un barrio donde ser rolinga era lo mejor, eran los más cancheros. Y yo no lo era. Por eso el personaje tiene ese pasado de rolinga donde se sintió popular, en el colegio, y quedó estancado ahí”.

Sus compañeros de desventuras comparten el código cultural: Saralegui confiesa que “tuve mi experiencia fallida rolinga: me cortaba el flequillo, pero quedaba como un pelotudo”. Morandi es “de la generación de los floggers, llegué al flequillito, chupines. Nosotros sacamos a los rolingas”.

Pero no es que lo rolinga vuelve, “lo rolinga nunca se fue”, dice Saralegui. La segunda temporada esboza una hipótesis sobre su paradero durante todos estos años: “Parecía que no hay más rolingas porque están todos en una granja en Lobos”, cuenta Piroyansky.

Es una de varias subtramas disparatadas que atraviesa este grupo a la deriva: lo que conduce “Porno y helado” es el deseo de desmarcarse de lo convencional y hacer reír desde lo inesperado, desde la cornisa de lo permitido y lo posible. En un momento, además, donde “el humor puede ayudar mucho”, dice Piroyansky.

“En épocas como esta, la gente elige ver humor porque ya la calle está más oscura. Eso se siente: es muy lindo cuando en la calle la gente te reconoce por ser la persona que le sacó una sonrisa, eso es muy gratificante. Es otra forma de reconocer, es un cariño, los hiciste reír”, sigue.

Y, cierra Morandi: “Lo más lindo del humor es cuando se comparte. Y esta serie es un planazo para juntarse y maratonear, organizar una cenita y mirarla”. Un poco de helado, con “Porno y helado”.

Porno y helado

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