No fue sencillo y por eso valoró mucho más haber vuelto a la senda triunfal

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Por MARTIN MENDINUETA

@firmamendinueta

Después de un extenso y amargo lapso, Estudiantes volvió a quedarse con todo lo que había en juego y, en este tiempo de “vacas flacas”, el significado de lo obtenido es enorme.

Ganando desde el minuto 3 instaló la sensación de que podía disfrutar de una tarde sin sobresaltos, pero no fue así. El penal mal ejecutado por una de sus máximas figuras (Guido Carrillo) “despertó” al modesto rival y entonces el partido incluyó una apreciable dosis de suspenso hasta el último segundo.

Quizás le sirva más al Pincha haber ganado así, por la mínima diferencia y sintiendo algo de temor en las pelotas aéreas que visitaron el vecindario custodiado por Mansilla. El pitazo final de Yael Falcón Pérez encontró a sus hinchas alentando como si se tratara de un partido decisivo; y a los jugadores, dándose abrazos prolongados, en una típica señal de desahogo.

Luego de varios finales gobernados por la impotencia y el descontento, Estudiantes se regaló el alivio que estaba necesitando para aplacar el creciente malhumor en su frente interno.

CLARO DOMINIO DE QUIEN LLEVÓ TODO EL PESO DE LAS ACCIONES

Empezar ganando en la tarde donde había presiones que podían condicionarlo, fue esencial para que el equipo de Eduardo Domínguez les entregara a sus hinchas una señal clara y contundente de lo que tanto deseaba conseguir.

Guido Carrillo vivió situaciones extremas en lo emocional porque pasó de ser quien marcó un gol clave, a convertirse en el responsable de que su equipo no haya conseguido en el primer tiempo una diferencia mayor, que hubiera sido muy complicado de remontar por un rival que añora sus tiempos dorados. Ese penal mal ejecutado por uno de los dos bastiones que tiene el Pincha le permitió al Halcón sentir que todavía podía luchar por llevarse algo positivo del estadio UNO.

 

Historia repetida: el Rusito fue emblema y figura del Pincha. Su despliegue fue el que más sobresalió

 

NO PUDO LIQUIDAR EL PLEITO Y ESO LE GENERÓ NERVIOS HASTA EL FINAL

Al tener claro que, más allá de su humilde coyuntura, los visitantes habían exigido un par de veces a Matías Mansilla, el técnico albirrojo empezó temprano con los cambios.

Puso a Cetré para aumentar la generación de peligro en el uno contra uno y, también, para frenar las proyecciones constantes del rival por las bandas, pero el colombiano no marcó la diferencia deseada.

Repleto de problemas diversos que otorgan varios matices al parte médico de los lesionados, Estudiantes deberá, como primera medida recuperar la solidez defensiva que se ha evaporado.

Así como tiene al Rusito en el medio y a Guido en el ataque, tendrá que encontrar un baluarte en la retaguardia. Puede ser que el uruguayo Boselli asuma ese rol en un futuro cercano, pero todavía no ocurre y las consecuencias están a simple vista.

Allí, en la última línea, tiene domicilio fijo el punto más bajo de la actualidad. Y, por eso, debiera ser una obligación atender de modo contundente esa carencia durante el próximo mercado de pases.

El triunfo de ayer tranquiliza el ambiente, calma a la gente y serena a un entrenador idóneo que no debiera ser arrastrado por ninguna tormenta previsible.

Estudiantes tendrá que “pelear” cada una de las once fechas que restan. Ahí debe encontrar la motivación que parece haber extraviado después de aquel par de conquistas tan valiosas. Los tiempos han cambiado; no advertirlo sería un rasgo de escasa inteligencia.

Estudiantes

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