¿Cómo empezar a trotar o correr de a poco?

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Comenzar a trotar puede parecer un desafío, pero se logra de manera gradual y progresiva. Lo más importante es evaluar la condición física inicial y, si la persona lleva tiempo sin actividad, comenzar alternando caminatas rápidas con trotes suaves. Un buen punto de partida es caminar dos minutos y trotar uno, durante 20 minutos, repitiendo el ciclo. Con el tiempo, se puede aumentar el tiempo de trote hasta lograr mantenerlo durante cinco minutos seguidos.

Para estructurar las sesiones de trote, lo ideal es entrenar tres veces por semana, dejando un día de descanso entre sesiones. Al principio, se puede comenzar con intervalos cortos, como caminar dos minutos y trotar uno, y luego ir incrementando el tiempo de trote a medida que el cuerpo se adapta. En la segunda semana, por ejemplo, podría caminar un minuto y trotar dos, repitiendo el ciclo.

A medida que la persona gana resistencia, es recomendable extender el tiempo de trote hasta alcanzar los 20 o 30 minutos continuos. Esta progresión debe hacerse de manera gradual, sin apresurarse. Además, es fundamental calentar antes de comenzar y realizar estiramientos al finalizar cada sesión para evitar lesiones.

La paciencia es clave en este proceso. Trotar no solo mejora la condición física, sino que también contribuye al bienestar mental, ayudando a reducir el estrés. Lo esencial es crear una rutina sostenible que motive a seguir avanzando poco a poco en la resistencia.

 

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