La afinidad de Milei con Trump, ¿será suficiente?

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Denise Chmois

eleconomista.com.ar

El pasado 20 de enero, Donald Trump inició su segundo mandato como presidente de Estados Unidos, tras haber obtenido 312 de los 538 votos electorales en los comicios de noviembre.

En su discurso inaugural, Trump ya delineó las prioridades de su administración, profundamente atravesadas por su lema “Make America Great Again”. Declaró: “La era dorada de América comienza ahora mismo. A partir de este día, nuestro país prosperará y será respetado de nuevo en todo el mundo. Durante cada día de la administración Trump, simplemente pondré a Estados Unidos primero”.

Fiel a lo prometido en su discurso, firmó una serie de órdenes ejecutivas que, según él, comenzarán “la completa restauración de Estados Unidos y la revolución del sentido común”. Estas medidas apuntan principalmente contra los inmigrantes, la comunidad LGBT y los activistas ambientales, e incluyen:

* Emergencia nacional en la frontera sur: deportación de inmigrantes mexicanos y reanudación de la construcción del muro. La aplicación CBP One -que permitía a los migrantes notificar su intención de ingresar a Estados Unidos- quedó suspendida.

* Restricción de la ciudadanía por nacimiento: niega el derecho de ciudadanía automática a hijos de inmigrantes indocumentados y extranjeros con estatus temporal.

* Prohibición de la participación de personas transgénero en las Fuerzas Armadas.

* Eliminación de programas de diversidad, equidad e inclusión (DEI): empleados federales contratados bajo estos programas fueron puestos bajo licencia administrativa.

* Reconocimiento de solo dos géneros: impacta derechos civiles, documentos oficiales y financiación federal para personas transgénero.

* Salida del Acuerdo de París y de la Organización Mundial de la Salud.

* Emergencia energética nacional: relaja las restricciones ambientales y busca llenar las reservas de petróleo.

*Creación del Departamento de Eficiencia Gubernamental, que liderada Elon Musk.

A pesar de que Estados Unidos no suele invitar a mandatarios internacionales a la ceremonia de juramento, Javier Milei asistió a pedido de Trump, convirtiéndose en el primer presidente argentino en hacerlo.

Su Gobierno apoyó activamente la campaña del republicano y, tras su victoria, quedó expectante ante las implicancias para su gestión. Aunque la política de Trump está orientada al proteccionismo y al aumento de aranceles a las importaciones, los libertarios confían en que su presidencia facilite un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

En este contexto, y aprovechando su visita a Washington, Milei se reunió con Kristalina Georgieva, directora del FMI. Al encuentro también asistieron la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei; el ministro de Economía, Luis Caputo; y el ministro de Relaciones Exteriores, Gerardo Werthein.

Tras la reunión, Georgieva destacó “el tremendo progreso que Argentina ha hecho para bajar la inflación, estabilizar la economía y volver a crecer”. Sin embargo, la afinidad ideológica de Milei con Trump, el FMI y Musk no garantiza necesariamente beneficios claros para Argentina.

Durante la ceremonia de firma de decretos en el Salón Oval, una corresponsal brasileña le preguntó a Trump sobre la relación de Estados Unidos con América Latina y Brasil. Su respuesta fue contundente: “Debería ser genial. Nos necesitan mucho más de lo que nosotros los necesitamos. No los necesitamos. Nos necesitan”.

Foco en Latinoamérica

América Latina tuvo un papel destacado en el discurso y las primeras medidas de Trump, aunque ninguna de ellas fue favorable para la región. En relación con México, anunció la emergencia en la frontera sur, la restauración de la política de “Permanecer en México” y expresó su intención de renombrar el Golfo de México como “Golfo de América”.

En cuanto a Panamá, criticó la entrega del Canal y afirmó que buscará recuperarlo.

Por último, revocó la decisión de Joe Biden de retirar a Cuba de la lista de países promotores del terrorismo.

Estas medidas reflejan la histórica desigualdad entre América Latina y Estados Unidos, planteando dudas sobre si la afinidad entre Trump y Milei será suficiente para garantizar beneficios mutuos o una relación equitativa con Argentina.

 

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