Crece el temor por posibles guerras en Asia y Europa que pueden causar un conflicto global

La ofensiva rusa en Ucrania, las provocaciones en el flanco oriental de la OTAN, la expansión militar de China sobre Taiwán y la persistente violencia en Gaza conforman un tablero mundial cada vez más inestable

La creciente agresividad del eje de las autocracias que lideran principalmente China, que es hoy la segunda potencia militar y económica del mundo, y Rusia, que no acepta ser considerada una potencia de segundo orden, preocupan a las cancillerías de Europa y Estados Unidos, que se sentían protegidas por el pacto de defensa mutua concretado a través de la OTAN y ahora se ha debilitado considerablemente por el cambio de la política internacional de los Estados Unidos.

Esa alianza del Atlántico Norte creada inicialmente ante el expansionismo soviético incluye 32 países, pero en Washington se afirmó la creencia de que su aporte a la defensa es desmesuradamente elevado frente al que hacen los otros integrantes de esa coalición de naciones. Pero además, bajo la presencia de Trump, se ha establecido como absoluta prioridad la competencia económica y tecnológica con China y la defensa de Europa ha pasado aparentemente a tener mucha menos importancia que en el pasado inmediato.

Desde Moscú, con la visión de la decadencia de su poderío, se resolvió la invasión a Ucrania en la que se descontó que obtendría un triunfo inmediato. Es posible que la ocupación de Ucrania tuviera como objetivo la toma de las zonas en que el costo de extracción de las tierras raras es reducido en relación a los gastos necesarios en otras regiones para extraer las 7 sustancias químicas estratégicas desde el punto de vista económico y militar.

La crisis económica interna de Rusia y el estallido nacionalista a consecuencia del reconocimiento de la ineficacia de su ejército intensificó la visión de que Europa y Estados Unidos se han lanzado a una no declarada guerra contra los designios de Moscú. A su vez Inglaterra y Francia convencieron a la mayoría de los países de la OTAN de que la ocupación de Ucrania es sólo un primer paso. 

Incidentes reiterados

En las últimas semanas, el flanco oriental de la OTAN se convirtió en escenario de incidentes reiterados: drones rusos sobrevolando Polonia y Rumania, cazas MiG-31 penetrando en Estonia durante más de diez minutos y sobrevuelos hostiles sobre una fragata alemana en el mar Báltico.

Europa interpreta estos hechos como parte de una estrategia híbrida de Moscú, que busca medir los tiempos de respuesta aliados y detectar fisuras en su cohesión. Paralelamente, una serie de sabotajes que se detallan aparte, considerados efectuados por agentes rusos, crearon aún más temores. 

La reacción no fue uniforme. Mientras Polonia advirtió que podría derribar futuros aviones rusos, Alemania llamó a la prudencia para no caer en lo que denomina la “trampa de escalada” diseñada por Putin. La OTAN, por su parte, reforzó la operación “Centinela del Este” y recordó que el compromiso con la defensa colectiva bajo el artículo 5 del Tratado de Washington sigue vigente. 

El gasto en armas de las naciones fronterizas con Rusia aumenta ostensiblemente y Polonia especialmente parece prepararse ante la eventualidad de una invasión rusa. En sentido opuesto, Alemania sostiene que no hará caso a las provocaciones de Moscú, pero seguirá asistiendo a las debilitadas fuerzas ucranianas.

Moldavia: laboratorio de desestabilización

Más allá de las provocaciones aéreas, Rusia también despliega su ofensiva en el plano político y comunicacional. Moldavia se convirtió en el nuevo laboratorio de desestabilización: el gobierno proeuropeo de Maia Sandu denunció financiamiento ruso por más de 100 millones de euros, campañas masivas de desinformación y hasta complots para generar disturbios.

El Kremlin intenta frenar la integración de Moldavia a la Unión Europea y arrastrarla a la “zona gris” geopolítica, un terreno donde Moscú mantiene influencia sin comprometerse a una ocupación abierta. Para Occidente, el riesgo es claro: si Moldavia cae bajo control prorruso, podría convertirse en plataforma de presión sobre Odesa, un enclave estratégico del sur de Ucrania. Pocos días atrás el partido pro occidental logró un amplio triunfo que es puesto en duda por los derrotados sectores pro rusos que cuentan con el apoyo directo de Moscú.

El costo humanitario de la guerra

La dimensión bélica se combina con denuncias cada vez más graves en el terreno humanitario. Un informe reciente de la ONU documentó torturas sistemáticas contra civiles en las zonas ucranianas ocupadas: golpizas, descargas eléctricas, violencia sexual, simulacros de ejecución y privación de alimentos. Para el Alto Comisionado Volker Türk, se trata de un patrón “amplio y sistemático” contrario al derecho internacional.

Este costado humanitario no solo profundiza el drama social de la guerra, sino que endurece posiciones políticas y reduce aún más el margen para una salida negociada.

China y Taiwán: el factor misilístico

Mientras Europa lidia con la amenaza rusa, en Asia se desarrolla otro frente de preocupación. China expandió en los últimos años su Fuerza de Cohetes hasta alcanzar un arsenal de unos 3.500 misiles, entre ellos el hipersónico Dongfeng-17 y el Dongfeng-26, capaz de impactar en bases estadounidenses en Guam y Japón.

Las imágenes satelitales confirman la rápida ampliación de bases en Anhui y Jiangxi, con decenas de plataformas de lanzamiento y entrenamientos en túneles y carreteras. Xi Jinping definió a esta fuerza como la “joya de la corona” del ejército chino, y los analistas advierten que cualquier eventual invasión de Taiwán tendría desde el inicio una dimensión nuclear.

Gaza: epicentro que no se apaga

En paralelo, Medio Oriente sigue atravesado por la violencia. Gaza continúa como epicentro del enfrentamiento entre Israel y Hamas, con consecuencias humanitarias devastadoras y un efecto desestabilizador que trasciende las fronteras regionales. El conflicto alimenta oleadas migratorias, incrementa la radicalización y mantiene la volatilidad en los mercados energéticos.

Escenarios de riesgo

Los analistas señalan que el mundo enfrenta un delicado equilibrio. En Europa, un nuevo incidente aéreo con víctimas podría activar respuestas más contundentes de la OTAN. En Asia, un bloqueo parcial en el Estrecho de Taiwán o un error de cálculo en el despliegue misilístico chino podrían arrastrar a Estados Unidos a una confrontación directa. Y en Medio Oriente, la persistencia de Gaza como foco de violencia amenaza con extender el conflicto a países vecinos.

El orden internacional en juego

La combinación de conflictos abiertos, provocaciones militares y acumulación de armamento de alta letalidad multiplica los riesgos de error de cálculo. Europa debe contener a Rusia sin escalar; Asia observa con preocupación la expansión china; y Medio Oriente sigue atrapado en su espiral bélica.

Como resumió un diplomático báltico: “Lo que está en juego no es solo el futuro de Ucrania o de Taiwán, sino la estabilidad misma del orden internacional”.

Sabotajes y ciberataques

Los sabotajes y ataques a la infraestructura económica de Europa aumentan en número y en intensidad. Las sospechas recaen sobre Rusia aunque no se han identificado en forma concluyente sus autores.

Por otra parte, la incentivada presencia de barcos rusos alrededor de los países escandinavos, han generado temores. 

En los últimos días se efectuaron ciberataques sobre los aeropuertos de Londres, Bruselas y Berlín, que motivaron atrasos y cancelaciones de vuelos que alteraron la vida de miles de europeos.

Además, los sabotajes incluyeron también los sistemas de control de emigraciones y el despacho de equipaje de los pasajeros. En Alemania el sistema ferroviario sufrió alteraciones y Berlín reconoció su debilidad en ese sentido.

En los meses anteriores, las infraestructuras críticas en las redes de energía y telecomunicaciones se han convertido en el objetivo de lo que se considera una guerra híbrida que combina ataques físicos y cibernéticos.

Los cables submarinos utilizados para las telecomunicaciones que conectan Finlandia y Alemania sufren alteraciones desde finales de 2024. Suecia sospecha que un carguero chino estuvo implicado en el corte de un cable cerca de la isla de Gotland.

“Flota fantasma”

Cada vez hay mayores sospechas de la existencia de la “flota fantasma” rusa en el Báltico. Todo se incentivó a partir de la invasión rusa a Ucrania porque pocos días después del ingreso de las tropas rusas se inutilizaron los gasoductos de Nord Stream en el fondo del Mar Báltico.

El viernes pasado Estados Unidos ordenó a sus agencias federales que estén en alerta ante una serie de ciberataques a distintas agencias y empresas privadas. Se hizo la advertencia de que existe una campaña “generalizada que implica la explotación de vulnerabilidades para obtener la ejecución remota de códigos, así como la manipulación de la memoria de sistemas” utilizados por el gobierno.

Desde Washington se alertó a las instituciones financieras europeas y norteamericanas que algunos ataques de escasa dimensión parecen ser en realidad ensayos para operaciones más amplias y profundas que alterarían la economía de los países de occidente.

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