“Quedate tranqui, solo queremos plata”: brutal asalto en un local
Edición Impresa | 15 de Octubre de 2025 | 03:49

Un comercio platense se convirtió en las últimas horas en blanco de un feroz asalto armado. Según pudo averiguar este diario, eran poco más de las ocho de la noche del pasado lunes cuando dos sujetos ingresaron al local ubicado en la esquina de 7 y 36 y sin preámbulos expusieron sus intenciones.
Todo ocurrió en cuestión de segundos. Dos hombres llegaron en moto, vestidos con ropa oscura y encapuchados.
Bajaron sin hablar entre ellos, como si tuvieran un plan trazado. Apenas cruzaron la puerta, uno de ellos pronunció una frase que definió el tono del ataque: “Está sola”.
La mujer, que se encontraba atendiendo detrás del mostrador, apenas alcanzó a mirar sus rostros cubiertos antes de sentir cómo la empujaban hacia la caja registradora.
Allí, bajo amenaza y con movimientos rápidos, los delincuentes se apoderaron del dinero que había en el cajón. “Quedate tranqui. Solo queremos plata”, le dijeron.
Pero el robo no se detuvo en la recaudación del día. Uno de ellos la tomó del brazo y la obligó a ir hasta el depósito del fondo.
La víctima entendió enseguida que sabían dónde buscar. En ese pequeño cuarto, donde se guardaban bebidas, mercadería para reposición y también una caja de madera que funcionaba como escondite de “la plata grande”, los ladrones fueron directamente al punto exacto.
Sin vacilar, abrieron el cajón y se llevaron el contenido completo: una suma importante en efectivo ($1.650.000 y U$S 350), guardada en diferentes billetes que la propietaria tenía para el pago a proveedores, entre otros asuntos.
Actuaron con precisión y sin perder el control en ningún momento, lo que hace pensar a los investigadores que conocían el lugar y la rutina del comercio.
Una vez con el botín en sus manos, los asaltantes revisaron el local y se llevaron además tres teléfonos celulares y diez botellas de whisky.
Después, sin levantar la voz ni causar mayores destrozos, salieron por la misma puerta por la que habían entrado.
En segundos ya estaban otra vez sobre la moto, acelerando por calle 36 hacia 6, hasta desaparecer en la oscuridad.
La mujer, todavía paralizada por el miedo, permaneció en el interior del local aún con el temor de que pudieran volver a ingresar. Recién cuando dejó de oír el ruido del motor, se animó a asomarse a la vereda.
Su primera reacción fue buscar ayuda y llamar a una familiar, que llegó minutos más tarde junto a una amiga que también había estado en el local.
No hubo golpes ni heridas visibles, pero sí un fuerte impacto emocional. “No me pegaron, pero me dejaron temblando”, dijo horas después a través de las redes sociales intentando transmitir calma a sus clientes y al mismo tiempo revelando la situación que acababa de vivir.
Es que, al enterarse, los vecinos se acercaron a preguntar, a ofrecer ayuda o simplemente a acompañar. Todos coincidían en lo mismo: la zona ya no es la de antes, y los robos, cada vez más violentos, se han vuelto parte de la rutina.
La hipótesis principal apunta a un robo planificado. Los delincuentes no dudaron ni un instante sobre dónde dirigirse, lo que indica que contaban con información precisa. La causa fue caratulada como robo calificado, y aunque se intenta dar con los autores, hasta el momento no hay detenidos.
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