De hermandad a mafia: cómo los “Hells Angels” llegan al imperio criminal
Edición Impresa | 19 de Octubre de 2025 | 02:40

Nacidas como grupos de camaradería entre exsoldados después de la Segunda Guerra Mundial, las bandas de motociclistas evolucionaron hacia lo que se considera como organizaciones delictivas, con presencia en 27 países.
El Departamento de Justicia de los Estados Unidos describió la historia y el crecimiento de las denominadas bandas de motociclistas fuera de la ley, conocidas por su sigla en inglés Outlaw Motorcycle Gangs (OMGs). El documento, titulado “Bonds of Brotherhood: The Origin and Growth of Outlaw Motorcycle Gangs” y publicado en 2002 en la revista institucional The Gazette, fue elaborado por Heather Hamilton para el Office of Justice Programs (OJP), el área del gobierno norteamericano dedicada al análisis del crimen organizado.
Según el informe, estas pandillas surgieron en los Estados Unidos a fines de la década de 1940, cuando soldados que regresaban de la Segunda Guerra Mundial se enfrentaron a la falta de oportunidades laborales y buscaron mantener los lazos de hermandad forjados en el frente. En ese contexto aparecieron los “Hells Angels”, cuyo primer capítulo se fundó en 1948 y marcaría el inicio de un fenómeno internacional.
RED CON INTERESES CRIMINALES
Lo que comenzó como un club de motociclistas se transformó en una red transnacional con intereses criminales, fuertemente jerarquizada y con códigos internos estrictos. En la década de 1980, el grupo impuso que toda nueva sección contara con miembros que tuvieran experiencia en actividades delictivas rentables, consolidando así una estructura clandestina.
En 2002, los “Hells Angels” ya contaban con 217 secciones en 27 países y unos 3.000 miembros activos, una cifra que continuó en ascenso y creció de manera notoria en los últimos 20 años.
EL CASO CANADIENSE
El estudio del Departamento de Justicia dedicó un capítulo especial a Canadá, donde las OMGs aparecieron en las provincias de Ontario y Quebec a comienzos de los años cincuenta. Entre 1980 y 1990, los “Hells Angels” expandieron su presencia en todo el país, hasta convertirse en la organización dominante entre las 26 pandillas.
Las investigaciones del OJP señalaron que estas organizaciones estuvieron involucradas en una amplia gama de delitos, que incluyeron lavado de dinero, fraude, robo, falsificación, usura, extorsión, prostitución, tráfico de armas y drogas, contrabando y homicidios por encargo. También, participaron en negocios legales o semiclandestinos, como clubes de striptease y agencias de acompañantes, que funcionaron como pantallas para operaciones ilícitas.
Cada sección mantuvo su independencia operativa dentro de un territorio determinado, aunque respetó los símbolos, jerarquías y normas del grupo madre. Su organización se apoyó en una disciplina interna rígida y en un sistema de reconocimiento simbólico basado en los parches, los tatuajes y los llamados colores, que indican rangos.
Llevar los “colores” del club (chaqueta con el escudo) representa la culminación del proceso de iniciación. Los tatuajes, son marcas de lealtad y señalan la posición de cada miembro.
Las casas club, fortificadas y equipadas con sistemas de seguridad, actúan como centros de mando y refugio.
El informe reflejó la paradoja central del fenómeno: las mismas virtudes que unieron a sus fundadores, como la camaradería, la lealtad y la solidaridad, se transformaron con el tiempo en pilares de una estructura criminal globalizada.
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