Chau discotecas: más chicos evitan salir de noche
Edición Impresa | 2 de Octubre de 2025 | 01:15

La Generación Z (integrada por los nacidos entre 1997 y 2012 y que hoy tienen entre 13 y 28 años) nuestra cambios de hábitos respecto de sus predecesoras, y el último, que viene sobre todo de Europa, es una creciente renuencia a salir de noche, tanto a discotecas como a clubes de música electrónica.
En Francia ya se nota el efecto del cambio en la cantidad de discotecas, ya que de más de 6.000 que funcionaban en los ´80 sólo quedan 1.400, de acuerdo con datos brindados por la Union des Métiers et des Industries de l’Hôtellerie (UMIH) francesa.
La conclusión es que la Generación Z ya no vive la noche como antes. Prefieren Netflix, videojuegos o botellones privados antes que techno o house en un club.
Le Monde lo confirma: las discotecas han dejado de ser el centro social de los jóvenes franceses.
Los datos de Ypulse son demoledores: el 70 % de la Gen Z prefiere quedarse en casa los fines de semana y casi la mitad nunca pisa una discoteca. Tras la pandemia descubrieron que podían socializar sin gastar en entradas, taxis ni copas.
Mientras tanto, algunos clubs electrónicos intentan reinventarse con experiencias inmersivas como Cercle Odyssey o la expo Clubbing en París.
Otro ejemplo es la exposición Clubbing en París, que reúne historia, arte y performances en torno a la cultura nocturna.
Lejos de limitarse a la pista de baile, la muestra invita a reflexionar sobre la estética, la moda y el papel social que tuvieron las discotecas desde los años setenta hasta la actualidad.
El objetivo es resignificar el clubbing como un fenómeno cultural más amplio y no solo como un espacio para bailar.
También surgen festivales híbridos, que combinan música electrónica con gastronomía, actividades artísticas y propuestas diurnas para atraer a un público más diverso.
La lógica detrás de estas iniciativas es clara: si los jóvenes ya no salen de noche como antes, hay que llevar la experiencia hacia formatos novedosos, inclusivos y compatibles con sus hábitos. Sin embargo, especialistas advierten que el problema es estructural y que la tendencia parece difícil de revertir: cada año se pierden salas en todo el país.
El fenómeno no es exclusivo de las grandes ciudades: tanto en París como en pueblos medianos, los locales cierran de manera progresiva.
La crisis económica, los costos de mantenimiento y la falta de relevo generacional entre los asistentes aceleran la desaparición de espacios que, durante décadas, fueron considerados puntos de encuentro y centros de socialización.
Frente a este panorama, la industria intenta reinventarse con propuestas que combinan música, tecnología y cultura.
Una de las más destacadas es Cercle Odyssey, un proyecto inmersivo que mezcla shows electrónicos con proyecciones digitales en 360 grados y escenarios monumentales que trasladan al espectador a entornos virtuales.
EN LA ARGENTINA
A la Argentina, esa ola aún no llegó. Las salidas nocturnas de los jóvenes se mantuvieron y aún se acrecentaron pese a la caída de los presupuestos de los argentinos.
Los locales bailables, los clubes techno, las birrerías, se llenan desde los jueves a los sábados.
Esto sucede, sobre todo, en las zonas que ofrecen mayor seguridad.
Inclusive la escena electrónica argentina se apresta a vivir algo completamente nuevo: Heiss Techno, la fiesta de hard techno más intensa de Buenos Aires, anunció su primer festival internacional el 11 de octubre.
Ya se manejan algunos nombres: Hate Models, referente absoluto del hard techno emocional y oscuro; Nico Moreno, uno de los artistas más explosivos de la escena europea; y Novah, talento en ascenso que pisa cada vez más fuerte en el mundo.
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