Las claves de la gran remontada violeta en la Provincia
Edición Impresa | 28 de Octubre de 2025 | 02:22
Mariano Pérez de Eulate
mpeulate@eldia.com
La remontada que consiguió la Libertad Avanza el último domingo en la provincia de Buenos Aires insufló una notable mística al esquema del oficialismo nacional, que se sorprendió de los números finales. Sabían los violetas que iban a descontar algo pero, la verdad, jamás pensaron que terminarían imponiéndose a Fuerza Patria, teniendo en cuenta que 49 días antes, el 7 de septiembre pasado, habían sufrido una aplastante derrota por casi 14 puntos en los comicios por cargos provinciales y comunales. Fue ajustado: 41,45% contra 40,92%. Pero fue victoria.
Y eso sucedió a pesar de que José Luis Espert, la cabeza de la lista violeta de diputados nacionales, tuvo que bajarse de la pelea acusado de vínculos con el narcotráfico. Peor acusación, sea cierta o no, imposible. Se suma eso a un contexto general de una micro-economía que no termina de arrancar -y que golpea a la clase media trabajadora- y de una ristra de escándalos vinculados a presuntos casos de corrupción que salpica a figuras libertarias cercanas al Presidente.
“Tenían todo para perder”, decía ayer una fuente peronista, todavía sorprendida, en diálogo con este diario. Es que pasó lo contrario. Había 35 bancas de diputados nacionales por la Provincia que se renovaban. Los libertarios se quedaron con 17, los peronistas con 16 y el resto fue para la Izquierda, que siempre cuela algo en las elecciones legislativas.
Es probable que nunca haya consenso para explicar el porqué de semejante remontada, acaso histórica para la política provincial. Se escuchan mil hipótesis en el mundo político.
Mirando al interior
Pero primero, los números. Veamos.
La recuperación de LLA fue en toda la Provincia. En 133 de los 135 municipios bonaerenses, los violetas ganaron votos en relación a lo que había pasado el 7 de septiembre último. Hubo ciudades del interior con números insólitos: más de 30% arriba, por ejemplo.
Merece mencionarse lo que pasó en las dos zonas que en septiembre pasado fueron polémicas: la Segunda Sección y la Cuarta.
Respeto a la Segunda, en septiembre el clan Passaglia, que gobierna San Nicolás pero tiene influencia en municipios vecinos, no aceptó la humillación a la que pretendían someterlos los armadores libertarios para cerrar listas conjuntas para los cargos provinciales y armó un frente regional para competir por las propias. Se llamó Hechos. Sacaron un 24%, resultado digno.
El domingo último, ya sin ese armado en cancha, los libertarios sumaron allí 28 puntos porcentuales que no habían tenido 50 días antes. Obviedad: muchos de los votos de los Passaglia se fueron a La Libertad Avanza, un espacio conceptualmente mucho más afín a la población del lugar que el pero-kirchnerismo.
En la Cuarta Sección -norte de la Provincia- las elecciones de septiembre pasado también habían registrado un enojo de ciertos actores locales. En este caso, intendentes del macrista PRO, que se negaron -de nuevo lo mismo- a los parámetros que les exigía el gobierno nacional (Karina Milei, Sebastián Pareja, los Menem) para sumarse a la alianza violeta. Entre ellos, la renuncia a la identidad. ¿Que hicieron? Se sumaron a Somos Buenos Aires, la coalición entre peronistas, radicales disidentes y, al cabo, amarillos, que terminó sacando algo así como 20% de los votos. Todo daño a los libertarios y su soberbia de entonces.
Pero el domingo la discusión de cargos nacionales fue otra cosa. Somos no jugó, evidenciando notables limitaciones, y los libertarios se quedaron con unos 18 puntos de aquel guarismo que había cosechado la ahora disuelta alianza pluripartidaria, con fuerte presencia de voto rural.
Otro dato numérico: en el histórico bastión del peronismo, la populosa tercera sección electoral, donde se supone que Cristina Kirchner es muy fuerte, LLA mejoró resultados respecto a septiembre, cuando perdió por 15 puntos. El domingo recupero 6. Hablamos del sur del Conurbano, con distritos como La Matanza, Lomas de Zamora, Quilmes, Avellaneda, Lanús y demás.
El miedo al regreso K
Analistas de opinión pública coinciden en que en Buenos Aires tal vez se haya evidenciado el último domingo, con más énfasis que en el resto del país, la tesis del temor o rechazo a un eventual regreso del kirchnerismo duro al manejo de los destinos nacionales, para lo que el triunfo peronista de septiembre último resultó una suerte de alerta temprana.
“El temor a la incertidumbre de lo que pudiera pasar en Argentina si pierde Milei, y que eso podría implicar cierra expectativa de retorno del kirchnerismo, hizo que la gente decidiera darle un crédito más al gobierno y ver en todo caso que pasa de cara al 2027. Eso, a pesar de todos los problemas y errores que tuvo el oficialismo en los últimos seis meses”, analiza ante este cronsita el politólogo Carlos Fara, presidente de la Asociación Internacional de Consultores políticos.
Fara habla de una suerte de “pelea de miedos”, que remite al 2019 cuando Mauricio Macri perdió con Alberto Fernández. Imperó aquella vez el miedo al ajuste macrista por sobre el regreso de Cristina Kirchner. “El domingo, en cambio, tuvimos un protagonismo del miedo al regreso K pero además al de una gran incertidumbre si una derrota violeta desmadraba la economía. Porque hay una mayoría qu reconoce que Milei está haciendo ciertas cosas, que pueden gustar o no; pero no ven que haya otra alternativa propositiva frente a eso”, dice el consultor.
Y después está el tema del desoblamiento. El domingo, claramente el llamado aparato del PJ bonaerense pareció aletargado, amodorrado. Al contrario de lo que pasó en septiembre, donde los intendentes jugaban su propia pelea por los concejos deliberantes locales y el gobernador Kicillof apostaba a mejorar su representación propia en la Legislatura.
Pero el domingo, la verdad, los caciques peronistas no cristinistas -que son muchos, casi 50- no ponían en riesgo nada, acaso enojados porque la lista que encabezó Jorge Taiana no los contempló (primera vez en años que no hubo ni un representante de ellos en la nómina) y vienen barruntando que se acerca la hora de la diferenciación de la lideresa detenida en San José 1111 y de su hijo Máximo, quien a fin de año debe revalidar su título de presidente del PJ bonaerense. En este sentido, lo del último fin de semana tal vez haya sido el preludio de lo que viene.
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