"Dos veces por semana" y "dos horas de duración": limitan las visitas de Cristina Kirchner en su prisión domiciliaria

La Justicia dispuso nuevas restricciones para las visitas a Cristina Fernández de Kirchner en su prisión domiciliaria del barrio de Recoleta, tras la difusión de una foto en la que la exmandataria aparecía reunida con nueve economistas en un encuentro no autorizado. El Tribunal Oral Federal Nº 2 consideró que la situación violaba las condiciones fijadas para su detención y resolvió acotar el flujo de ingresos a la vivienda.

Según la medida, las visitas “extraordinarias” —es decir, aquellas que no forman parte del entorno familiar ni del equipo legal— quedarán limitadas a un máximo de dos por semana, de dos horas de duración y con un tope de tres personas por vez. En cambio, las visitas “habituales” podrán mantenerse, aunque deberán estar previamente identificadas en un listado presentado por la defensa.

La resolución surge luego de que el tribunal interpretara la reunión con economistas como una utilización “impropia” del régimen domiciliario. El encuentro había generado repercusiones políticas y derivó en un llamado de atención formal. Para los jueces, la difusión de la foto fue un punto de inflexión: expuso que el flujo de visitantes excedía lo contemplado cuando se otorgó el beneficio.

Reacción de la exmandataria

Cristina Kirchner cuestionó públicamente la decisión a través de sus redes sociales y dejó entrever que la medida busca limitar su capacidad de interlocución. “No es la foto… es la Economía, estúpido”, escribió, en referencia al encuentro que originó el endurecimiento del régimen.

Su defensa sostiene que las restricciones vulneran derechos básicos y que no deberían imponerse condiciones adicionales más allá de las propias de una condena domiciliaria. El caso quedó ahora también bajo la lupa de la Cámara Federal de Casación, que deberá evaluar si corresponde flexibilizar o sostener los límites.

Un régimen en disputa

Desde su inicio, el esquema de detención de la expresidenta viene generando controversias. Además de la cuestión de las visitas, el tribunal ordenó en su momento evitar el uso del balcón para saludar a militantes, con el argumento de que podía “perturbar al vecindario”. Esa indicación también fue objetada por su defensa, que la interpretó como un exceso en el control sobre su vida cotidiana.

Mientras avanza la revisión judicial, el listado de pedidos para visitar a la exmandataria sigue creciendo. La tensión entre el control penal y la actividad política de una figura de alto impacto continúa en el centro del debate.

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