El fútbol argentino necesita recobrar su noble razón de ser
Edición Impresa | 20 de Noviembre de 2025 | 04:24
“Cuando el río suena agua trae” dice un conocido aforismo. Y en el caso del fútbol argentino, lamentablemente, el agua que trae está turbia. Quienes peinan canas conocen que décadas atrás existieron algunos campeonatos con irregularidades que, sin embargo, fueron aisladas y no sistemáticas como viene ocurriendo en los últimos torneos, al que en su primera división le faltan ahora los partidos decisivos. Los favores a arbitrales a determinados clubes –y, por contrapartida, los perjuicios para otros- fueron tan visibles como reiterados y bochornosos.
Pero esas irregularidades –que se presentaron no sólo en la máxima categoría sino también en las del ascenso- se advirtieron tanto en los campos de juego como fuera de ellos, con la aplicación de sanciones en su caso muy severas para jugadores de algunos clubes y demasiado benignas (o no existentes) para otros.
El cerrado silencio que reina en el ambiente del fútbol profesional argentino –tanto por parte de los jugadores, técnicos, dirigentes e hinchas- pareció quebrarse en las últimas fechas en donde las anormalidades resultaron más visibles.
Y algunas reacciones ingresaron en fases violentas, como los incidentes entre jugadores, técnicos y árbitros al final de algunos partidos y –ahora- con uso de expresiones impropias por parte de quienes, se supone, deben mantener su neutralidad a ultranza. “Te voy a romper todo”, le dijo en la última fecha un árbitro a un director técnico que lo recriminaba por algunos fallos. El episodio se vio por TV y quedó grabado, aunque hasta el momento no se conoce que exista ninguna sanción para ese referí por parte de la Asociación del Fútbol Argentino que, vale decirlo, se viene manteniendo en silencio ante las críticas que se formulan. Aquí podría recordarse ese otro aforismo que dice “el que calla, otorga”.
Ahora, en las paredes del Conurbano bonaerense aparecieron escraches y leyendas pintadas contra murales de homenaje a la selección argentina por su campeonato mundial conseguido en Qatar 2022, que fueron interpretados como la reacción de hinchas de un equipo de esa zona que habría sido perjudicado por un árbitro que, así, habría beneficiado a uno de los clubes supuestamente “mimados” por la dirigencia de la AFA. Si bien los dirigentes de los clubes callan, algunas hinchadas salieron a fijar posición y es preciso detener este fenómeno porque, entonces, podría agravarse.
El 28 de abril de 2021, el secretario de Ética de la entidad que rige el destino institucional del fútbol argentino, formuló expresiones muy duras: “En la AFA hay transparencia cero. Desde el momento en que nos hacen al costado y no nos dan los recursos. Solamente nos quieren usar para disciplinar a la gente que se le opone al presidente. Así que de transparencia...veo muy poco”.
Partidos que se extienden insólitamente por más diez minutos, jugadores que por una infracción común reciben penas exageradas en contraste con clubes cuyos jugadores no son nunca sancionados, infracciones cobradas y que visiblemente no existieron y que sólo “ven” los árbitros, acciones amañadas desde el VAR que, en lugar de haberse convertido en un veedor distante y objetivo, se incorpora literalmente a la conducción de los partidos y define resultados.
Este inventario de sospechosas medidas, algunas lindantes con acciones escandalosas, debe concluir. Los dirigentes de la AFA debieran reflexionar porque se está llegando a un punto de no retorno, más allá del cual podría ingresarse en desenlaces indeseados.
Todo deporte existe para deleite de la sociedad y el fútbol no debiera ser un pretexto para poner en marcha esquemas autoritarios o ambiciones personales. Por encima de los indudables factores económicos que la condiciona, si la competencia deportiva deja de ser sana pierde su razón de ser.
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