El crimen de la psiquiatra: dtuvieron al presunto autor del ataque

Del conocido que le manejaba las finanzas, a la pista del jardín. Los investigadores del salvaje asesinato de Virginia Franco en City Bell analizaron distintas hipótesis y llegaron a un sospechoso, al que tenían filmado

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El crimen de la psiquiatra Virginia Franco no deja de provocar estrépito y conmoción, sobre todo porque a más de 10 días del hecho ya existe un sospechoso detenido.

Los investigadores avanzaron sobre diversas pistas, que en las últimas horas les permitieron recabar datos firmes sobre un hombre al que tenían filmado.

Como se sabe, la primera hipótesis tuvo en el centro de la escena a un conocido de la víctima, que le manejaba todas sus finanzas.

Al parecer, la profesional siempre eligió depositar esa tarea en su marido, quien, al fallecer en una internación luego de sufrir un cuadro de ACV, le dejó una preocupación extra: qué hacer con sus colocaciones en dinero y bienes personales.

Precisamente, ahí apareció el marido de una paciente a ocupar ese espacio, ya que por su actividad estaba habituado a las cuestiones de índole financieras y contables.

Para los amigos de Franco, “se trata de una persona extraña”, quien además tuvo una actitud que para muchos no cierra.

Según declaró antes la Policía, tras llamarla varias veces y no obtener respuesta alguna, se apersonó el día sábado 15 de noviembre -cerca de las 10.30- en su caserón de la calle Cantilo entre 15A y 17, donde descubrió al menos dos puertas abiertas. Algo muy llamativo, porque la psiquiatra era muy celosa de su seguridad y nunca dejaba resquicios para que alguien pudiera sorprenderla dentro de su domicilio.

Sin embargo, siempre en base al relato del testigo, decidió no ingresar y sí ir a buscar a un vecino para que lo acompañara.

Así se descubrió la escena del crimen, con la mujer tirada decúbito ventral en un pasillo de la finca, masacrada a golpes, con el rostro desfigurado y varios cortes en el cuello.

“Shock hipovolémico”, refirió el primer informe forense.

Franco estaba con ropa de cama y en un charco de sangre. Y en la casa faltaba su celular.

Si había dinero en efectivo, nadie lo puede certificar, ya que vivía sola. Pero es una posibilidad que nadie todavía se atreve a descartar.

Después, caída la teoría inicial por inconsistente, surgió la pista del jardín, en torno a un grupo de sujetos que apareció en la propiedad cortando la ligustrina y sacando algunas ramas. Uno de ellos fue señalado como “el hombre de la escalera”.

Dicen que el jardinero de siempre lo recomendó al jubilarse, sin imaginar lo que iba a pasar con la mujer. Los nuevos parqueros, incluso, llamaron la atención por su aspecto físico y forma de vestir.

Y cuando reinaba el desconcierto, por un par de testimonios empezaron a seguir a una misteriosa persona, que apareció filmada con gran parte de su cara cubierta en dirección hacia la casa de la psiquiatra y al rato, en sentido inverso, desandando el recorrido, pero con una bicicleta y una abultada mochila, se cree con diversos elementos en su interior.

Si bien los planos no lo tomaron entrando a la finca de la calle Cantilo, sus movimientos quedaron dentro del rango horario en que se presume que la psiquiatra fue asesinada.

Este personaje, que cobró notoriedad para los pesquisas, fue identificado como Javier Gustavo Echeverguren (38), a quien atraparon oculto en un asentamiento de la ciudad de Quilmes.

En su poder, personal de la DDI La Plata encontró un pasaje de colectivo a Tucumán con fecha de ayer para las 19.

Además un móvil, con el que mantuvo comunicación con la víctima, pero de muy corta duración.

Según testigos, el rodado que llevaba Echeverguren era propiedad del difunto marido de Franco, a quien, una vez asesinada, al parecer le arrancaron las joyas que habitualmente llevaba en sus manos y el cuello.

¿El acusado se encontró con alguien más en el inmueble? Por ahora es uno de los tantos interrogantes para los que se busca respuesta.

Mientras tanto, siguen los análisis periciales y de laboratorio, por ejemplo, en rastros, así como también se reúne información financiera de la víctima y otros detalles que habiliten la identificación del móvil homicida.

La teoría del robo que por alguna razón terminó en un crimen, sigue arriba de la mesa de los investigadores, que habrían descartado la posible cita íntima como escenario previo al horror.

Franco era distinguida, reconocida como profesional y muy querida. Por eso su terrible muerte generó tanto impacto y la necesidad de que la Justicia resuelva el misterio.

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