Ale Casale: entre almendras y dulce de leche, un puente de sabor
Edición Impresa | 6 de Noviembre de 2025 | 03:51
Cecilia Famá
Barcelona tiene algo que invita a crear. Su ritmo mediterráneo, su gente curiosa y su manera de disfrutar los sabores con tiempo fueron el marco perfecto para que Alejandra Casale, cocinera y docente platense, volviera a cocinar lejos de casa. Esta vez, junto a su colega y amigo Sebastián Sandullo, protagonizó una experiencia que celebró los lazos entre la Argentina y Cataluña con una mesa dulce pensada como un puente de sabores, recuerdos y emociones.
“Cocinar en Barcelona fue un desafío y un regalo”, resume Ale, que desde hace años lidera su propio espacio gastronómico en La Plata. “Nos propusimos llevar la esencia de la pastelería argentina a un público catalán… y fue un éxito. Nuestra torta de almendras y frutos rojos, sencilla y honesta, se convirtió en el puente perfecto entre dos maneras de sentir lo dulce: la calidez y el recuerdo argentino, con la elegancia y la delicadeza del paladar europeo”.
La propuesta incluyó una selección de postres que recorrieron el mapa emocional de la cocina argentina: trufas brownie con dulce de leche y almendras, cheesecake de frutos rojos, cheesecake de dulce de leche -que fue el favorito de la noche- y alfajores de masa sablée de almendras rellenos con dulce de leche, ese clásico artesanal que, como dice Ale, “representa nuestra identidad, con textura delicada, perfume de manteca y equilibrio justo entre dulzura y elegancia”.
Más que una degustación, fue una celebración de la amistad, del oficio y de la búsqueda constante que define a esta cocinera. “Cada preparación tuvo detrás horas de planificación, pruebas y ajustes. No se trataba solo de reproducir recetas, sino de traducir una identidad. En cada bocado había un pedacito de historia argentina, pero también una apertura al diálogo con los ingredientes y el gusto local”.
Casale, que el año pasado viajó por Europa en un recorrido formativo que la marcó profesional y personalmente, volvió a reencontrarse con esa energía creativa que la impulsa a seguir. “Cocinar lejos de casa y ver cómo lo nuestro emocionaba a un público nuevo fue una de esas experiencias que confirman por qué elegimos este oficio: porque un postre puede decir mucho más de lo que parece”.
Desde su espacio en La Plata -donde enseña, acompaña y forma a decenas de alumnas- hasta sus experiencias internacionales, Ale Casale lleva la cocina como un lenguaje universal. “Cuando se cocina con historia, con técnica y con corazón, los sabores se vuelven universales. No hay frontera ni distancia que impida que un dulce bien hecho conecte con quien lo prueba.”
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