Ahora en Miami, los demócratas le dieron otro cachetazo a Trump

La victoria arrolladora de Eileen Higgins dejó en shock al trumpismo y rompió tres décadas de dominio republicano

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Miami vivió un cimbronazo electoral que retumbó hasta la Casa Blanca. Después de casi tres décadas de dominio republicano, los demócratas conquistaron la alcaldía en una elección que dejó herido al presidente Donald Trump, cuyo aval explícito al candidato derrotado se evaporó con una contundencia inesperada.

La protagonista de la noche fue Eileen Higgins, de 61 años, ex comisionada del condado y ahora la primera alcaldesa mujer en los 129 años de historia de la ciudad. Ganó con un demoledor 59% de los votos frente al republicano Emilio González, un alfil trumpista que apenas alcanzó el 41%. La segunda vuelta fue un mazazo para el oficialismo republicano: no hubo suspenso, solo una caída abrupta del candidato que Trump había promocionado con entusiasmo.

“¡Voten por González, es fantástico!”, había pedido el presidente en Truth Social. Pero Miami votó lo contrario. Y el golpe fue directo.

Para los republicanos, la derrota en Miami no es un episodio aislado: llega después de caídas resonantes en Nueva Jersey, Virginia y Nueva York, donde candidatos opositores castigaron al gobierno por su manejo de la economía y la inflación. En ese contexto, el triunfo de Higgins se convirtió en una nueva señal de alarma para un Trump que ve cómo empiezan a ceder territorios que consideraba blindados.

Los demócratas, en cambio, celebran una ola que vuelve a tomar fuerza justo antes de las elecciones de mitad de mandato de 2026. “Nunca estuve más orgullosa de ser demócrata”, lanzó Higgins, apuntando de lleno contra las políticas migratorias de Trump, que -según ella- sembraron miedo real entre los habitantes de Miami.

UNA CAMPAÑA CALIENTE

En una ciudad de mayoría hispana y con el centro de detención de Krome a pocos kilómetros, la inmigración atravesó toda la campaña. Higgins denunció públicamente que familias enteras viven con terror a las redadas federales y bautizó al nuevo centro de detención impulsado por Ron DeSantis como “Alligator Alcatraz”, un apodo que se volvió símbolo del rechazo a las políticas del trumpismo.

“Este año es el primero en el que los residentes me dicen que tienen miedo”, dijo. “No puedo ir a un evento comunitario sin encontrar a alguien cuyo familiar haya sido detenido sin explicación”.

González defendió que se detenga a quienes “cometen delitos”, pero no logró despegarse de la imagen de mano dura que lo acompañó toda la campaña.

LA CRISIS HABITACIONAL

Otro eje clave fue la crisis habitacional en una de las ciudades más caras del país. Higgins prometió viviendas accesibles; González propuso eliminar impuestos sobre propiedades. Pero un comentario del republicano terminó siendo un boomerang: “Mi oponente quiere poner un rascacielos en cada rincón y llamarlo vivienda asequible”, ironizó.

Higgins asumirá mientras crece la tensión por el terreno destinado a la futura biblioteca presidencial de Trump, una operación que quedó en el centro de una batalla judicial.

Un juez frenó la venta y el juicio será en agosto. Para el trumpismo, es un escenario incómodo: ahora quien gobernará Miami es una demócrata que hizo campaña denunciando sus políticas.

El Comité Nacional Demócrata celebró sin matices: “Los votantes están hartos de una agenda desconectada que está aumentando los costos”, dijo su presidente, Ken Martin.

El respaldo a Higgins fue amplio: desde Pete Buttigieg hasta Rahm Emanuel y el senador Ruben Gallego viajaron a Miami para impulsar la campaña.

La nueva alcaldesa ya asoma como figura nacional en un territorio de enorme peso simbólico y estratégico.

LOS REPUBLICANOS, EN CRISIS

Mientras tanto, el trumpismo enfrenta otro dilema: el apoyo hispano, que fue su bastión en 2024, empieza a mostrar fisuras.

“La victoria demócrata es un llamado de atención”, admitió la congresista Maria Elvira Salazar. “El voto hispano no está garantizado”.

Y dejó una frase que dolió en el ala dura del partido: “Los hispanos se casaron con el presidente Trump, pero solo están saliendo con el Partido Republicano”.

La alcaldía de Miami es un cargo más ceremonial que ejecutivo, pero su peso simbólico es enorme. Y ahora simboliza algo más grande: un golpe directo al corazón político de Trump en un territorio que creía firme a su lado.

Higgins lo resumió al celebrar su triunfo: “Miami hizo historia”. Y el mensaje fue claro: el blindaje electoral de Trump empieza a resquebrajarse.

 

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