Una audiencia cargada de relatos complican aún más a Tagliaferro

Cerró la fase probatoria con testimonios que cuestionan el accionar del remisero, uno de los “testigos claves” del cuádruple femicidio

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El juicio por falso testimonio que reabrió viejas heridas del cuádruple femicidio de La Loma avanzó ayer hacia una instancia decisiva. Tras cerrar la etapa de declaraciones, la jornada dejó una batería de testimonios que volvieron a comprometer a Marcelo Tagliaferro y a Patricia Luján Godoy, los dos testigos cuya versión inicial incriminó a Osvaldo Martínez y lo colocó durante años en el centro de una acusación que la Justicia terminó desacreditando por completo. Esta jornada comenzará la etapa de alegatos, el tramo final antes del veredicto del Tribunal Oral en lo Criminal N°4 de La Plata.

La audiencia arrancó con un testimonio que, aun sin buscarlo, se convirtió en uno de los más relevantes del debate: el del padre de Marisol Pereyra, una de las cuatro víctimas asesinadas durante la madrugada del 27 de noviembre de 2011. Declaró en forma remota desde Rosario, convocado por la defensa de Tagliaferro. Pero sus palabras, lejos de fortalecer al remisero, terminaron profundizando las inconsistencias que arrastra desde hace muchos años.

El hombre relató cómo conoció a Tagliaferro. Según contó, se enteró de su existencia a través de un periodista -de quien no recordó el nombre- que le facilitó el contacto. . Relató que lo convocó al estudio del abogado Fernando Burlando, donde funcionaba la representación legal de la familia Pereyra. Tagliaferro habló del caso pero, según remarcó el padre de Marisol, jamás mencionó a Martínez ni lo vinculó con la escena del crimen.

Ese dato contrasta con la declaración que el remisero prestó días después en sede judicial y que fue amplificada por los medios, señalando directamente a Martínez como el hombre que había visto recibir a Marisol la noche del crimen. El padre de la joven también reveló otro aspecto clave: se enteró por los diarios que en esa declaración suya se mencionaba a Martínez como sospechoso. Es decir, no supo que Tagliaferro lo había señalado hasta que la información tomó estado público. A esto se sumó otro dato que para la fiscalía se volvió central: la conferencia de prensa en la que se difundió la recompensa de 300.000 pesos -dinero que podía cobrarse solo si Martínez quedaba finalmente condenado- se organizó en el mismo estudio jurídico.

La declaración reaviva la sospecha de que el remisero inició desde el primer momento el trámite para acceder a esa recompensa, pese a que durante el juicio de 2014 había insistido en que no tenía ningún interés personal en el resultado de la causa.

“mitómano”

Más tarde declaró un ex empleador de Tagliaferro, quien sostuvo que el remisero trabajaba con él como gestor. Relató un episodio concreto: le había encargado el pago de patentes y el dinero, dijo, desapareció. Tagliaferro explicó que lo habían asaltado, pero el testigo aseguró que la historia resultaba inverosímil, que ocurrió en pleno horario bancario, sin testigos, y que ni siquiera quería hacer la denuncia.

Obligado a radicarla, el remisero continuó con un relato que, según describió el ex empleador, lo llevó a calificarlo como un “mitómano” y una persona que solía fabular situaciones para justificarse. Para el fiscal, este testimonio encaja con el patrón de conducta que la investigación pretende demostrar: la construcción deliberada de una escena falsa.

La jornada continuó con el testimonio de un vecino del PH donde ocurrió el horror. Su departamento, el 5, era el más cercano al de las víctimas. Dijo que conocía a la familia, que sabía de la relación entre Bárbara Santos y Martínez, y que lo veía habitualmente. Pero fue categórico al describir lo ocurrido aquella noche: no vio a Martínez en ningún momento, no escuchó ruidos extraños y no notó nada fuera de lo habitual. Su testimonio va en línea con las declaraciones de otros vecinos brindadas en audiencias anteriores, que desmintieron punto por punto la versión de Godoy sobre haber visto a Martínez llegar “en cuero”.

El fiscal Mariano Sibuet, junto con los abogados Horacio Samamé, Sebastián Chouela y Belén Chapur, representan a Osvaldo Martínez. Cerrada la etapa probatoria, el juicio ingresa hoy en su etapa de alegatos.

 

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