La vuelta del mojón histórico reabre el debate sobre el patrimonio local

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Una de las características principales de las aves marinas Albatros, es la fidelidad a su hogar y a su pareja: al ser animales de colonia, siempre vuelven a casa, inclusive tras largos periodos de ausencia. No sólo eso: establecen una relación monogámica durante toda su vida. Su devoción por el regreso le valió el reconocimiento de poetas como Baudelaire o Coleridge.

Algo similar sucedió durante estos días, cuando 143 años después un mojón perdido -elemento de hierro fundido que supera los 700 kilos, cuyo objetivo fue servir al génesis de la Ciudad- fue restituido a su lugar de origen. ¿La Plata, entonces, tiene su propio Albatros?

La cronología se podría resumir así: en 1882, en paralelo al nacimiento fundacional de la capital bonarense, se construyeron 70 mojones de casi 3 metros de altura para realizar las tareas de mensura, nivelación y subdivisión de la traza. Estos, sin numeración identificatoria, tras ser utilizados, fueron desperdigados por la Provincia con el mismo objetivo de agrimensura, sin dejar rastro posterior de su ubicación.

Hace pocos días, casi de manera fortuita, se encontró en Bolívar, en el Museo Municipal “Florentino Ameghino”, uno de los mojones que tras su restitución, será restaurado y emplazado en nuestra Ciudad. Profundizando la discusión, la vuelta a casa del hermano de fierro perdido reabrió el debate: ¿qué medidas políticas se llevan a cabo para el cuidado del patrimonio local?

Sergio Poggi, presidente de la Sociedad de profesionales de Arquitectura y Urbanismo (SPAU), junto al arquitecto Eduardo Chacón, desde hace años que luchan por la preservación del patrimonio de la Ciudad, exigiendo medidas que respondan a tres preguntas: “¿Qué preservar? ¿Cómo preservar? ¿Cómo difundir y concientizar?”, detallaron a través de un documento.

“El tema de patrimonio en la Ciudad, siendo un lugar cultural como lo es, debería ser una política de estado”, advirtió Poggi, en diálogo con EL DIA. “Además, hay cosas que son identitarias. Dentro de lo que es patrimonial está lo material y lo inmaterial: por ejemplo se está perdiendo la tradición de los muñecos de fin de año”, sumó.

Según Poggi, las exigencias son “para todas las gestiones”. El patrimonio “trasciende a cualquier gobierno municipal, aunque hay que admitir que el actual le está dando más atención que las anteriores”, admitió el presidente de la SPAU. En fin, alertó que si seguimos por este camino de no preservación, “la gente de la Ciudad puede perder su identidad”, concluyó.

 

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