De La Niña a la neutralidad: el clima abre oportunidades, pero exige cautela al campo
| 17 de Diciembre de 2025 | 17:15
La campaña agrícola 2025/26 se perfila con condiciones climáticas mayormente favorables para el campo argentino, en un escenario definido como de “La Niña neutral”, clave para el desarrollo de la soja y el maíz. Así lo señala el último Informe de Perspectivas Climáticas Estacionales de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, elaborado por el agroclimatólogo Eduardo Sierra, quien destaca el elevado potencial productivo, aunque advierte que persisten factores de riesgo propios de un sistema climático aún inestable.
Luego de un otoño y una primavera caracterizados por lluvias abundantes y temperaturas adecuadas, los perfiles de suelo llegan al inicio del ciclo bien abastecidos de humedad, una condición fundamental para la implantación y el crecimiento de los cultivos de gruesa. En regiones como el norte de la provincia de Buenos Aires y el sur de Santa Fe, este escenario permitió consolidar expectativas positivas tanto para la soja como para el maíz, cultivos centrales para el ingreso agrícola regional.
Según el informe, en las últimas semanas el enfriamiento del Pacífico Ecuatorial alcanzó su máxima intensidad, configurando una fase de “La Niña débil”. Este fenómeno, combinado con una mayor actividad de los vientos polares, influyó en la circulación atmosférica del Cono Sur, con impactos visibles sobre las temperaturas y el régimen de precipitaciones.
Si bien los modelos climáticos anticipan que esta fase será transitoria y que hacia el final del verano se avanzará hacia una situación de neutralidad, Sierra advierte que la variabilidad seguirá siendo elevada. En términos productivos, esto implica que el buen punto de partida no garantiza un desarrollo sin sobresaltos hasta la cosecha.
Entre los principales riesgos identificados para el sector se encuentran la posibilidad de períodos secos y calurosos entre el cierre de la primavera y el inicio del verano, capaces de generar estrés hídrico en los cultivos, y la ocurrencia de tormentas localizadas con lluvias intensas, vientos fuertes o granizo, que pueden provocar daños puntuales pero de alto impacto.
El verano, etapa decisiva para la definición de rindes en soja y maíz, comenzaría con la persistencia de La Niña débil y evolucionaría gradualmente hacia un escenario de “neutral perfecto”, con anomalías térmicas cercanas a los valores normales y menor influencia de los vientos fríos. Para la Región Pampeana, y especialmente para el norte bonaerense, este marco resulta en principio favorable, aunque con contrastes regionales: el informe señala la posibilidad de lluvias por debajo de lo normal en el oeste pampeano y el sur de Cuyo, mientras que otras áreas podrían enfrentar excesos hídricos.
En este contexto, el manejo agronómico aparece como una herramienta clave. Las decisiones vinculadas a fechas de siembra, densidad, nutrición y control sanitario serán determinantes para aprovechar las condiciones iniciales y amortiguar eventuales impactos climáticos.
Más allá del verano, las proyecciones indican que el otoño de 2026 comenzaría bajo un estado de neutralidad, para luego evolucionar hacia un neutral cálido, con una activación temprana de los vientos polares. Este comportamiento podría reducir el riesgo de calores tardíos, pero incrementar la probabilidad de heladas tempranas, un aspecto a considerar especialmente en planteos tardíos y esquemas de rotación.
Para el sector agropecuario, el mensaje es claro: el clima ofrece una oportunidad concreta para una campaña de alto potencial, pero exige planificación y monitoreo constante, en un escenario donde los eventos extremos pueden definir el resultado final de la producción.
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