Los empleados informales ganan un 57% menos que los registrados
Edición Impresa | 28 de Diciembre de 2025 | 01:51
La radiografía más reciente del mercado laboral argentino confirma un deterioro persistente en la calidad del empleo y en los ingresos de millones de trabajadores. Según datos del INDEC correspondientes al tercer trimestre de 2025, los ocupados sin registrar percibieron en promedio $535.802 mensuales, mientras que los trabajadores registrados alcanzaron $1.247.462. La diferencia marca una brecha del 57% y expone un proceso de pauperización que se profundiza con el avance de la informalidad.
El fenómeno no es marginal. El 43,3% de los ocupados trabaja sin descuentos ni aportes jubilatorios, el nivel más alto desde que se inició la nueva serie estadística del organismo oficial. Además, la dinámica reciente del empleo refuerza esta tendencia: el 84% de los nuevos puestos creados en el último año correspondió a trabajos informales, lo que refleja un mercado laboral que absorbe mano de obra, pero con condiciones cada vez más frágiles.
En términos absolutos, el mercado de trabajo argentino está compuesto por unos 13 millones de trabajadores formales y alrededor de 9 millones de informales, tanto en el sector público como en el privado. Esa estructura explica buena parte de la desigualdad de ingresos y del debilitamiento de la protección social, ya que una porción significativa de los ocupados queda fuera del sistema de aportes y de la cobertura previsional.
Los datos de ingresos muestran con mayor detalle el alcance del problema. Entre los trabajadores sin registrar, el 53% gana menos de $422.837 mensuales, un nivel que da cuenta de empleos de baja calificación, subocupación horaria y tareas inestables. En muchos casos se trata de changas ocasionales, actividades vinculadas al reparto de mercaderías o al transporte de pasajeros a través de plataformas, y otras modalidades que ofrecen ingresos variables y escasa previsibilidad.
La situación tampoco resulta holgada para quienes cuentan con un empleo registrado. Dentro de ese universo, el 54% percibió menos de $1.000.000 por mes. Si se suman los trabajadores informales, el 70% del total de los ocupados del país quedó por debajo de ese umbral salarial, lo que evidencia un deterioro general del poder adquisitivo, incluso entre quienes mantienen un vínculo laboral formal.
Otro rasgo que gana peso en la composición del empleo es el crecimiento de los monotributistas. Esta figura, que en muchos casos funciona como forma de inserción independiente, también aparece asociada a relaciones laborales precarias y a esquemas que trasladan riesgos y costos al trabajador, sin garantizar estabilidad ni derechos equivalentes a los del empleo asalariado registrado.
La informalidad no se distribuye de manera homogénea entre los sectores productivos. El agro, la construcción y el servicio doméstico concentran los mayores niveles de empleo sin registrar, actividades históricamente atravesadas por vínculos laborales inestables, alta rotación y menor fiscalización. En estos rubros, la brecha de ingresos y la falta de cobertura social resultan más marcadas.
El cuadro que surge de las estadísticas oficiales vuelve a colocar en el centro del debate la calidad del empleo en la Argentina.
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