La Plata, dos detenidos: trama sectaria, abusos reiterados y víctimas en ámbitos de militancia en la Legislatura

El expediente judicial que derivó en la detención y procesamiento de Nicolás Daniel Rodríguez y Daniela Silva Muñoz, ambos empleados del Senado bonaerense, reconstruye una serie de hechos de extrema gravedad que, según la investigación, se habrían desarrollado de manera ininterrumpida durante casi una década. La causa incluye abusos sexuales reiterados, amenazas, violencia física, manipulación psicológica y la presunta existencia de una organización de características sectarias.

La investigación está a cargo de la fiscal Betina Lacki, titular de la Unidad Funcional de Instrucción N° 3 de La Plata, y las detenciones fueron ordenadas por el Juzgado de Garantías N° 4, luego de que el Ministerio Público considerara acreditada la gravedad de los hechos y el riesgo procesal de los imputados.

De acuerdo con el pedido de detención y las constancias del expediente, los primeros episodios denunciados se remontan al año 2015. En ese período, una de las víctimas relató haber sido contactada por Rodríguez a partir de su participación en ámbitos académicos y políticos, bajo la promesa de una posible pasantía en la Legislatura bonaerense. Ese encuentro, que tuvo lugar en un domicilio particular, habría derivado en un abuso sexual cuando la víctima tenía 18 años.

En 2016, la investigación ubica una segunda secuencia de hechos, cuando otra joven —también de 18 años— fue citada por Rodríguez a un departamento en La Plata. Según su testimonio, el encuentro derivó en un abuso sexual mediado por amenazas con armas blancas. Ese mismo año, siempre de acuerdo al expediente, comenzaron a aparecer los primeros elementos vinculados a una supuesta estructura de dominación espiritual y política.

Entre 2016 y 2017, la fiscalía sostiene que los abusos se volvieron reiterados y sistemáticos. En ese período, Rodríguez habría actuado con la participación necesaria de Silva Muñoz, quien aparece señalada como partícipe en la captación y sometimiento de las víctimas. Los hechos habrían ocurrido en distintos domicilios de La Plata, y las denuncias describen un incremento progresivo de la violencia sexual y psicológica.

Durante el año 2017, el expediente incorpora uno de los aspectos más perturbadores de la causa: la presunta conformación de una organización denominada “Orden de la Luz”. Según los testimonios, Rodríguez era presentado como una figura con carácter divino o sobrenatural —denominado “KIEI”—, mientras que Silva Muñoz cumplía el rol de guía espiritual o “sensei”. En ese contexto, las víctimas habrían sido sometidas a amenazas, rituales, controles y mensajes intimidatorios enviados por correos electrónicos y otras vías digitales.

A partir de 2018, la investigación describe una etapa de profundización del control y la dependencia. Las víctimas relataron entrenamientos, prácticas coercitivas y episodios de violencia física, además de la continuidad de los abusos sexuales. En algunos casos, se menciona que las relaciones forzadas se extendieron de manera sostenida durante varios años.

Según el expediente, los abusos más prolongados habrían continuado hasta 2022 y 2023, fechas en las que se ubican los últimos episodios denunciados tanto contra Rodríguez como contra Silva Muñoz. Recién en ese tramo final, las víctimas lograron romper el cerco de intimidación y avanzar con las denuncias formales, pese a las presiones y hostigamientos que, según relataron, sufrieron cuando intentaron hacerlo.

La fiscalía valoró especialmente la reiteración de los hechos a lo largo del tiempo, la pluralidad de víctimas, la existencia de roles diferenciados y el uso de ámbitos de militancia y del propio Estado como mecanismos de captación. Estos elementos fueron centrales para solicitar las detenciones y los allanamientos, así como el secuestro de dispositivos electrónicos, armas blancas y soportes digitales considerados de interés probatorio.

La causa continúa en etapa de instrucción y no se descarta que, a partir del análisis del material secuestrado, se amplíen las imputaciones o surjan nuevos hechos. El expediente, según remarcan fuentes judiciales, no expone episodios aislados sino una trama sostenida en el tiempo, que combina poder, abuso y manipulación bajo una lógica de sometimiento prolongado.

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